¿A qué puede aspirar Mercedes en la continuación de la Fórmula 1 2022?
Mercedes ha vuelto a un grupo que no frecuentaba desde 2013 en la Fórmula 1: el bloque medio. Al mismo tiempo que se rompe la cabeza para acercarse a Ferrari y Red Bull, la escudería alemana contempla revolucionar el W13.
Tras ocho títulos seguidos en el Mundial de Constructores, algo inédito en la historia de la Fórmula 1, Mercedes ha sufrido hasta ahora en la temporada 2022, la primera bajo un nuevo reglamento cuyo concepto preponderante es el efecto suelo. El equipo alemán es la tercera fuerza de la parrilla y, al menos en términos de rendimiento, está más cerca del equilibrado bloque intermedio, con McLaren, Alfa Romeo, Alpine, AlphaTauri y Haas, que de los líderes Ferrari y Red Bull.
Durante la pretemporada, Mercedes inició las actividades en Barcelona con un coche más «conservador» en cuanto a la aplicación de la nueva normativa. Sin embargo, en la segunda semana de pruebas, en Bahrein, innovó con un coche prácticamente sin pontones -los mantuvo muy pequeños, al parecer sólo para cumplir con el reglamento, ya que el elemento es obligatorio-. Hasta ahora, no ha funcionado muy bien.
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Los ingenieros también cambiaron el diseño de las tomas de aire, lo que hizo que el coche fuera más estrecho en el lateral. De este modo, el suelo del W13 quedó más expuesto. Esa sería una explicación al hecho de que Mercedes sufra tanto con el ‘porpoising’ hasta el punto de tener que comprometer su aerodinámica y perder velocidad para intentar suavizar los rebotes.
Después del Gran Premio de Miami de hace diez días, en el que George Russell fue quinto y Lewis Hamilton sexto, Toto Wolff admitió que la próxima carrera, precisamente en Barcelona, será la última oportunidad para el actual concepto de W13. Si las cosas no funcionan en el GP de España, el ocho veces campeón del mundo de constructores se embarcará en una revolución de su coche. Antes, en España, el próximo fin de semana, ya contará con un robusto paquete de novedades.
Es innegable que el equipo no sabe qué hacer en busca de la configuración ideal para alcanzar a Ferrari y Red Bull. Parece que han estado probando diferentes configuraciones en ambos coches en busca de una salida. Esa sospecha se debe a que Hamilton tuvo un mejor rendimiento en Miami, aunque estuvo por detrás de su compañero de equipo debido a una audaz estrategia de Russell en cuanto a los neumáticos, mientras que en la carrera anterior, en Ímola, el ex piloto de Williams fue mucho mejor.
El momento de los dos pilotos es muy diferente. Russell llegó motivado a la escudería alemana después de tres años sufriendo en Williams y ha sacado más partido al W13, quizá por la experiencia con el mal auto en el equipo de Grove y también por representar un nuevo aliento en Mercedes. Hamilton, por su parte, acostumbrado a las victorias y a los títulos, ve el rango medio como una zona desconocida y poco emocionante.
Volviendo a los reglajes del monoplaza, Mercedes hizo cambios en Miami que priorizaban las largas rectas alrededor del Hard Rock Stadium. El auto rebotaba menos, y ambos pilotos estuvieron bien el viernes. Russell marcó el mejor tiempo y Hamilton fue cuarto. En los Libres 3 del sábado, redujeron la altura del coche, que volvió a ser lento. Se intentó volver a la configuración inicial del fin de semana, pero no funcionó.
«Estamos con la misma velocidad que en la primera carrera, así que tenemos que seguir intentándolo. Desgraciadamente no hemos mejorado en esas cinco carreras, pero esperemos que en algún momento suceda. Sólo tenemos que seguir intentándolo y trabajar duro», dijo Hamilton tras la carrera estadounidense.
Toto Wolff reitera su confianza en una mejora porque los mecánicos del equipo «han construido grandes coches de carreras en el pasado». Además, evita hablar de los errores de Mercedes. Da vueltas, utiliza eufemismos, pero la palabra «error» no entra en su vocabulario al hablar del W13, al menos por ahora. Al mismo tiempo, reconoce que el GP de España será una especie de laboratorio y una prueba final para definir el futuro del equipo en 2022.
Si se mira el año pasado, Mercedes puede animarse y quizás abandonar la idea de revolucionar el coche esta temporada o incluso partir ya para 2023. La escudería alemana llegó al GP de Gran Bretaña del año pasado tras tres derrotas ante Red Bull, que había logrado tres victorias consecutivas con Max Verstappen en los Grandes Premios de Francia, Estiria y Austria. La carrera de Silverstone devolvió a Hamilton a la lucha por el título, ya que el piloto local ganó la carrera después de que su rival holandés abandonara.
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Sin embargo, hay que decir que la desventaja para Red Bull entonces era mucho menor que ahora. Los autos Mercedes fueron en promedio más de un segundo más lentos que el RB18 de Verstappen en Miami, y en la carrera anterior en Ímola, Max le saco una vuelta al siete veces campeón.
Así que, por lo visto, hay tres posibilidades para Mercedes, y ninguna de ellas parece muy sencilla. La primera es trabajar y contar con la suerte para que las nuevas actualizaciones funcionen y, si no les devuelven a la lucha por las victorias, al menos reduzcan la distancia con los líderes y muestren un camino a seguir.
Las otras dos implican renunciar al concepto actual y apostar por una revolución, y luego decidir si se trabajaría en este nuevo proyecto para 2022 o sólo para 2023. Revolucionar un coche en la misma temporada es caro, y el límite presupuestario de 140 millones de dólares podría ser un impedimento. Al mismo tiempo, trasladar los esfuerzos al próximo año perjudicaría la clasificación final de Mercedes en el actual Mundial, y cuanto peor sea esa clasificación, menor será el premio en metálico. En una Fórmula 1 supuestamente austera, cada posición importa.