Mayor de la historia o no, Rossi transformó y popularizó el MotoGP

La retirada de Valentino Rossi cierra un capítulo vital en la historia del MotoGP. A sus 42 años, el italiano de Tavullia decidió ponerle fin a su carrera a finales de 2021 y se despide así de una categoría que contribuyó en transformar y hacer crecer.

Como todos los deportes, el motociclismo es una pasión y, por esta razón, es muy difícil calificar a un atleta como el más grande de la historia o no. Puede ser el mejor para algunos, pero no para otros. Y viceversa. Pero lo que es innegable en el caso de Rossi es que jugó un papel fundamental en el crecimiento y la popularización del MotoGP.

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Dueño de un carisma único, Valentino consiguió ampliar los horizontes del Campeonato del Mundo. Además de su destreza en la pista, cautivó por sus diferentes y entusiastas celebraciones. E incluso a través de los retos que asumió a lo largo de sus 20 años de carrera.

¿Quién no lo recuerda como Peter Pan? ¿O el homenaje a la Pollería Osvaldo, que nunca existió? ¿O la muñeca inflable a la que apodó Claudia Schiffer sólo para criticar a su rival Max Biaggi, que en ese momento estaba saliendo con la también modelo Naomi Campbell?

Rossi siempre dio una imagen de diversión. De amor por lo que hace. Y el amor de Valentino, en cierto modo, ha contaminado a todos. A través de sus ojos, mucha, mucha gente también se ha enamorado de la MotoGP. Una prueba de ello es que parece correr en su casa donde va. Desde Argentina hasta Indonesia, pasando por Estados Unidos o Japón.

El piloto de Tavullia aterrizó en la categoría reina en la era de los 500cc, corriendo con una Honda que era dominante. Rossi podría haber ganado todo lo que hubiese querido con esa moto, pero el hecho de que se enfrentara al reto de pilotar una Yamaha que, en ese momento, no estaba al nivel para ganar carreras, ayudó a la construcción de la leyenda del #46.

Rossi reescribió la historia con su decisión de pasarse a Yamaha. No sólo su historia personal, sino también la de MotoGP. Y de la propia marca de los tres diapasones. La magnitud del desafío atrajo a una multitud. Hizo que la gente se identificara.

Pero fue más allá. En aquella época, no era habitual que los pilotos llevaran sus equipos técnicos de un lado a otro. Pero Rossi lo hizo. Después, se convirtió en algo más que normal.

La historia de Yamaha también sería otra sin Valentino. Tal vez le falten victorias. Pero ciertamente le faltaría carisma. Y le faltaría amor. Pues eso nunca ha faltado en su relación con la YZR-M1. La moto con la que ya ha revelado que duerme, en su habitación. El de su primer título en 2004.

Juntos, Rossi y Yamaha escribieron una hermosa historia. Y es cierto que podría haber seguido adelante, corriendo con Ducati con su propio equipo en 2022, pero ya lo hizo antes. Sufrió y volvió a casa. Porque eso es la marca Iwata: su casa.

La despedida de Rossi dolerá a una legión de aficionados. Posiblemente también perjudique a MotoGP, sus beneficios y su audiencia. Pero le dio todo lo que tenía que dar a este deporte. Y también es importante saber cuándo es el momento de decir adiós.

2021 es el fin de una era. Rossi quedará marcado para siempre en la historia de MotoGP y, aún fuera de la pista, seguirá presente. El #46 estará en todos los aficionados que llegaron al deporte a través de él, en todos los niños y niñas que soñaron con correr gracias a él, en todos los pilotos que ayudó a desarrollar.

Rossi se va. Pero su inmenso legado permanece.