30 años sin Ayrton Senna: El día en que la Fórmula 1 cambió para siempre

Ayrton Senna falleció el 1° de mayo de 1994, en el marco de un trágico fin de semana del GP de San Marino, que aun hoy se sigue recordando. El brasileño dejó un legado inborrable en la historia del automovilismo.

El circuito Enzo y Dino Ferrari de Ímola albergaba el Gran Premio de San Marino el 1° de mayo de 1994. Aquella temporada, hace 30 años, había comenzado con dominio del Benetton-Ford de Michael Schumacher, a pesar de las dos poles de Ayrton Senna en los GP de Brasil y del Pacífico, que se corrió en el circuito de Aida, actualmente conocido como Okayama.

Sin embargo, esa tercera cita del calendario estaba teñida de un ambiente poco propicio para la disputa de un Gran Premio de la Fórmula 1. Durante los entrenamientos libres, se produjo un brutal accidente de Rubens Barrichello el viernes 29 de abril. El piloto brasileño escapó de manera milagrosa y pudo continuar compitiendo en la Fórmula 1, ganando carreras para Ferrari y Brawn GP, además de una prolífica carrera deportiva.

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Ya en la clasificación, la tragedia se hizo presente cuando, el 30 de abril, Roland Ratzenberger, un ascendente corredor austríaco, tuvo un accidente fatal a bordo de su Simtek, en la que era, apenas, su tercera carrera en la categoría. Su fallecimiento fue instantáneo, producto de un golpe de frente con el coche en la curva Villeneuve, que se tomaba a altísimas velocidades. Si bien se había mejorado en la seguridad de los monoplazas, no parecía ser suficiente para evitar impactos a muy alta velocidad. Y para prevenir futuros accidentes fatales de esta índole, la Fórmula 1 incorporaría tiempo después el dispositivo Hans, que inmoviliza el cuello y la columna vertebral en impactos de alta velocidad.

Ayrton Senna, en su recordada primera vuelta del GP de Europa de 1993 en Donington. (Foto: Reproducción)

Luego de un accidente grave y un fallecimiento, la actividad en Ímola continuó de manera normal, lo que había empezado a inquietar a Ayrton Senna, autor de la pole en la clasificación, ya que no se sentía cómodo en esas circunstancias. Se dijo tiempo después, por parte de quienes lo rodeaban, que hubiera preferido no tomar parte de la carrera del domingo.

Además, es que el Williams de 1994 había demostrado ser demasiado problemático para su manejo y le había provocado dos abandonos, por lo que, también, estaba presionado por ganar para acercarse a Schumacher, vencedor de las dos pruebas anteriores del calendario. Por un cambio en el reglamento de ese año, la Fórmula 1 dejó de lado las ayudas electrónicas en los autos, y justamente la escudería británica fue una de las más perjudicadas.

Como hubo un accidente múltiple en la largada, salió el auto de seguridad en la primera vuelta, y Senna quería ir más rápido, a pesar de puntear la competencia desde la pole. En la sexta vuelta, se reanudó la carrera y, en la séptima, el Williams FW16 no dobló en la peligrosa curva de Tamburello y chocó de frente con su auto, lo que causó el fallecimiento de Ayrton en el instante, aunque se declaró su muerte al cabo de la carrera, ganada por Schumacher.

Más allá de las fallas técnicas y los problemas que el gran tricampeón del mundo había tenido con el coche, su cuerpo aguantó la fuerza del impacto en la curva de altísima velocidad que era entonces Tamburello, sino un daño en el cráneo, producto del desprendimiento del brazo de la suspensión, que estaba al descubierto en los autos de la época.

Senna en el Williams en la temporada 1994, cuando buscaba su cuarto título de F1. (Foto: Reproducción)

El mundo de la Fórmula 1 se vio profundamente conmovido por la pérdida física de Ayrton Senna, uno de los mayores ídolos contemporáneos, un piloto venerado hasta por el quintiple campeón del mundo, Juan Manuel Fangio, con quien se había abrazado en el podio del GP de Brasil de 1993, en una icónica imagen que quedará para el recuerdo.

La muerte de Senna obligó a la F1 a hacer cambios drásticos. En el propio circuito de Ímola introdujo dos chicanas: la curva Tamburello, que era un viraje a la izquierda, y otra en la curva Villeneuve, que iba directamente a doblar en Tosa, y esa chicana aminoró la velocidad. Muchos circuitos sufrieron ese tipo de cambios, hasta la famosa Eau Rouge de Spa tuvo una chicana. Mientras, los autos comenzaron a evolucionar rápidamente para ser cada vez más seguros.

Un legado que será eterno, dado que los coches de Fórmula 1 han resistido impactos tremendamente espectaculares, como la caótica largada del GP de Bélgica de 1998 o el accidente de Robert Kubica en el GP de Canadá de 2008. La categoría tuvo que profundizar todavía más su profesionalismo en equipos, pilotos y administración para ser el “gran circo” que es actualmente.

Ayrton Senna y Juan Manuel Fangio se abrazaron tras la victoria del brasileño en Interlagos, en 1993. (Foto: Reproducción)

La F1 cambió para siempre hace 30 años con la muerte de Ayrton Senna. El brasileño sigue siendo venerado y recordado hasta el día de hoy, incluso con un mural en Ímola, donde lideraba la que sería su última carrera. Todavía se rememoran sus hazañas bajo la lluvia, su pelea contra la FIA de su época -entonces llamada FISA, liderada por el francés Jean-Marie Balestre-, y por ser un piloto referente en haras de la seguridad de sus colegas.

Senna nunca será olvidado por aquellos que lo vieron correr, por otros que, quizá no, pero que han visto sus vídeos de sus grandes carreras y maniobras. Su legado sigue hasta el día de hoy en los actuales competidores de la F1, como Lewis Hamilton, que se sintieron inspirados en su historia para convertirse ellos mismos en pilotos profesionales. Y la categoría evolucionó para mejorar en la seguridad, el mejor honor posible a quien fuera tricampeón del mundo, y uno de los mejores corredores de automovilismo de la historia.