#ViejoTaller: Ascari lidera 1-2 de Ferrari en el trágico debut de la Fórmula 1 en Argentina
Alberto Ascari, de Ferrari, ganó en el debut de la F1 en Argentina, una carrera marcó el retorno a la categoría de Juan Manuel Fangio y varias tragedias debido al exceso de público.
En pleno enero de 1953 la Fórmula 1 ponía por primera vez un pie en el hemisferio sur. El título de Juan Manuel Fangio con Alfa Romeo en 1951, la primera victoria de Ferrari en la categoría por medio de José Froilán González, y la construcción de un nuevo autódromo en Buenos Aires, que había sido inaugurado el 9 de abril de 1952, terminaron por convencer a la categoría de embarcarse hacia la Argentina, y más precisamente, para abrir el calendario del año siguiente.
Por aquellos días, el rey indiscutido de la categoría era el flamante campeón italiano Alberto Ascari, y el auto a batir era el de Ferrari. La incógnita era ver qué nivel podían mostrar sus connacionales de Maserati, y sobre todo, qué podría hacer Fangio, quien retornaba a la actividad con una de las máquinas de tridente tras recuperarse del más grave accidente de su carrera, ocurrido en el circuito de Monza el 8 de junio de 1952.
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El primer contacto de la Fórmula 1 con el suelo argentino se dio en medio de un calor agobiante. Ascari mostró su potencial ya en la clasificación, en la que le sacó siete décimas a Fangio en el extinto circuito 2, de 3,912 km. Para el domingo, y con motivo de un espectáculo que tendría 96 vueltas, se esperaban 70.000 personas. Sin embargo, fueron 150.000 las que se acercaron al autódromo. Las puertas se abrieron para todo el mundo y el público se ubicó hasta casi en los bordes de los pianos del circuito. Sin ningún temor, varios espectadores jugaban con fuego, alentando a pilotos que giraban a una velocidad cercana a los 250 km/h.
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«El calor era agobiante. uno de los pilotos de Ferrari, el británico Mike Hawthorn, se colocaba hojas de repollo congeladas entre su cabeza y el casco para refrescarse», recuerda, al haber sido consultado por GRANDE PREMIO, Juan Fazzini, uno de los principales periodistas de automovilismo de Argentina y que llegó a vivir aquella carrera en su juventud.
Así, en plena tarde, y con algo de demora para acomodar al público, el primer GP de Argentina se largó. Ascari picó en punta, seguido por los argentinos Fangio y González. En la quinta vuelta, Nino Farina se convirtió en el nuevo tercero, y durante varios giros no hubo cambios. «Fangio venía segundo haciendo una gran carrera. En un momento giraba al mismo tiempo que Ascari, entre la vuelta 20 y 25. Hasta que en la vuelta 37 la Maserati suya rompió la transmisión y tuvo que abandonar, recuerda Fazzini. «Hasta las primeras 35 vueltas Fangio lo apuró, pero después el dominio de Ascari fue absoluto. El tren trasero de la Maserati oscilaba mucho, y para solucionar este defecto, el equipo aumentó su peso. El auto era 65 kilos más pesado que la Ferrari, y eso a Fangio lo perjudicó», continuó el experimentado periodista.
Poco antes, en otro sector del circuito, se desató la tragedia. «La gente se desbordaba hasta casi llegar a la pista. Se había dejado de correr en Palermo porque era peligroso y se hizo un autódromo maravilloso, pero se excedió en la cantidad de público. Un chico se escapó de la mano del padre, y Farina, por esquivarlo, se fue encima de la gente con la Ferrari en la curva 1 del circuito. Nunca se supo si los muertos fueron 9, 12, 14 o 30», recordó Fazzini. Paralelamente, el rezagado Alan Brown, al mando de un Cooper Bristol, también se llevó por delante a tres espectadores, entre varios que solían cruzar la pista sin ningún tipo de control, que fallecieron instantáneamente.
A pesar del luto que implicaba la muerte de varios espectadores y un número importante de heridos, la carrera nunca se paró. Y quizás, el único que tuvo un cierto alivio fue Fangio, ya que debido a su falla mecánica, estuvo a punto de perder sus piernas cuando se rompió la transmisión de su Maserati. «Me salvé de milagro. Se salió el árbol de mando para afuera. Suerte que se fue para abajo y no para arriba, porque en ese caso, sacándola muy barata, me hubiera roto las piernas», testimonió el piloto de Balcarce en un libro del fallecido periodista Alfredo Parga. A pesar de su complejo abandono, el buen nivel conductivo de Fangio fue el puntapié inicial para retomar su exitosa carrera tras su accidente, para poder coronarse como campeón de la categoría en 1954, 1955, 1956 y 1957.
Con Ascari adelante, que estaba a punto de vencer de punta a punta, la mala suerte volvería a conspirar nuevamente a pocas vueltas del final, cuando el Gordini de Robert Manzon perdió un neumático en la recta principal. Y si bien el auto pudo ser frenado por el francés, la goma descontrolada fue para el sector del público, que incrementó la cantidad de heridos.
Si bien las circunstancias poco contribuían para festejar, Ferrari comenzó el año con un 1-2, con Ascari adelante y Luigi Villoresi como escolta. Froilán González, con Maserati, terminó tercero. Dos semanas después, los pilotos volvieron al autódromo, esta vez en el marco de un GP de Fórmula Libre y sin puntos para el campeonato. El marco era mucho más solemne, sin multitudes ni público a los costados del circuito. En su debut en Argentina, la fiesta de la Fórmula 1 terminó en la más absoluta tristeza.