Viejo Taller: Senna brilla bajo la lluvia en Portugal y vence su primera carrera en F1
El 21 de abril de 1985, Ayrton Senna largó desde la pole en el GP de Portugal y dominó bajo una lluvia torrencial, para lograr de esta manera su primera victoria en la Fórmula 1.
Era un 21 de abril como hoy, en 1985. En una tarde con lluvia torrencial en Estoril, la Fórmula 1 estaba a punto de comenzar el Gran Premio de Portugal. Había cierta expectactiva, debido a que un joven piloto llamado Ayrton Senna, apenas en su segundo año en la categoría, partía desde su primera pole position.
A medida que la lluvia arreciaba y el trazado portugués se complicaba, con un diseño que hacía que el agua se colara en partes de la pista, las cosas parecían igualarse, favoreciendo al joven piloto de Lotus. Sobre todo al recordar el Gran Premio de Mónaco del año anterior, en el que Senna se había destacado con un humilde Toleman bajo una fuerte precipitación.
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En Estoril, una vez que se apagaron los semáforos, Senna largó adelante y mantuvo el liderazgo. Detrás suyo, Elio de Angelis, su compañero en Lotus, le arrebató la segunda plaza a Alain Prost en los primeros metros.
«Aquella carrera fue una pesadilla», recordó Patrick Tambay, que terminó tercero en la carrera, en una entrevista concedida al sitio web de la F1 hace unos años. «Llovió mucho de principio a fin, había muchos charcos, poca visibilidad y la iluminación era muy mala. Fue una carrera de supervivencia», afirmó.
En esa instancia, parecía que el brasileño era el único competitivo, al sacarle una vuelta a casi todos en la pista. Sólo el segundo clasificado, Michele Alboreto, logró terminar con todos los giros.
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La ventaja era tan grande que, en cierto momento de la carrera, Gérard Ducarouge, entonces diseñador de Lotus, le sugirió a Senna que redujera la velocidad. «Mientras sucedía, nos poníamos nerviosos y siempre pensamos si deberíamos intervenir», expresó a F1 Steve Hallam, ingeniero de carreras del tricampeón en aquella época. «Pero a medida que lo conocíamos mejor, aprendimos que se metía en un ritmo particular y pedirle que se adaptara era más peligroso que dejarlo seguir en el suyo», señaló.
«Ayrton me recordó aquella conversación después del GP de Mónaco de 1988 [cuando Senna lideraba con casi un minuto de ventaja y chocó]. McLaren le pidió que bajara el ritmo y él obedeció, saliendo de su propio ritmo y de la zona de concentración en la que estaba. Luego se cruzó conmigo y me dijo: ‘¿Te acuerdas de lo que te he dicho?
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Alboreto y Tambay, para Ferrari y Renault respectivamente, subieron al podio. De Angelis, Nigel Mansell (Williams) y Stefan Bellof (Tyrrell) se llevaron los puntos. Los entonces campeones del mundo Niki Lauda, Nelson Piquet y Keke Rosberg no completaron la carrera. Tampoco Prost, que se proclamaría campeón por primera vez ese mismo año.
«Ganar en esas condiciones requiere un talento excepcional. Allí había 20 talentos que fracasaron estrepitosamente ese día. Él no. Ayrton ganó de forma convincente», recordó Hallam.
«Senna hizo lo que hacen todos los buenos pilotos: buscó el agarre. El agarre en condiciones de mojado no siempre está en la parte más seca, por así decirlo. Los neumáticos se comportan de forma diferente. Ayrton era muy bueno ajustando la trazada, sintiendo el coche y encontrando agarre. Eso, en un día en el que la lluvia era tan intensa, sumado a la habilidad que tenía, acabó arrasando a todo el mundo», continuó Hallam.
En aquella temporada de F1, además de Portugal, Senna ganaría una de las 14 carreras siguientes, en Bélgica, y conseguiría seis poles más. Pero Lotus no tenía posibilidades reales de luchar por el título, y Ayrton terminó en 1985 con 38 puntos, cinco más que su compañero De Angelis, y cuarto en el Campeonato del Mundo de Pilotos. El único rival real de Prost era Alboreto, con su Ferrari, pero el italiano abandonó en las cuatro últimas carreras. De este modo, Prost se aseguró el primero de sus cuatro títulos.
Senna, por supuesto, aún tuvo dos años más con Lotus antes de ser compañero de Prost en McLaren en 1988. Y el resto, es historia.