Russell sufre con el regreso de Ocon en el año que prometía ser su desfile rumbo a Mercedes
La historia estaba escrita -y con una rara antelación- hacia el futuro: George Russell haría otro año de maduración en Williams y Valtteri Bottas, al que Mercedes le renovó el contrato demasiado pronto en 2020, terminaría su paso por la Fórmula 1 en otro año opaco. El borrador estaba redactado y sólo esperaba la mano del artista para hacerlo realidad. Pero la realidad, como suele ocurrir, decidió imponerse.
La temporada 2020 ha sido lo más positivo para Russell. Rodeado de halagos por parte de los demás pilotos, dando importantes demostraciones de velocidad cuando el coche lo permitía -a ritmo de clasificación-, el joven piloto inglés se encontró en un momento de grandeza un tanto desproporcionado para alguien que no tenía un solo punto en la F1 en dos años. La flecha positiva llegó a su punto máximo cuando Lewis Hamilton no pudo disputar el GP de Sakhir, en el anillo exterior de Bahréin, debido a que dio positivo por coronavirus.
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Tomar el control de uno de los monoplazas de Mercedes fue un ensayo general, no para 2021, pues Bottas ya tenía contrato, sino para 2022 y la nueva generación de coches de la categoría. Una última prueba que resultó ser un gran éxito. Sí, es cierto, George terminó esa carrera en octavo lugar, pero sólo medirlo por su posición en el clasificador sería mezquino. Russell salió segundo y batió a Bottas constantemente a lo largo del día. Dominó el fin de semana, pero no ganó. Y no ganó por los errores de Mercedes en el cambio de neumáticos y por la mala suerte posterior. Nada que ver con él o con su conducción.
Su supremacía sobre su compañero de equipo a pesar de su experiencia y las circunstancias era demasiado grande con un coche que conocía por su escaso kilometraje. La situación era muy clara: no había forma de evitar el ascenso de Russell después de su tercer año, no a ese nivel. Y eso fue todo.
Por otro lado, el otro pupilo de Mercedes que aún formaba parte del mundo de la Fórmula 1 parecía haber visto diezmadas sus posibilidades. Quedarse afuera de la parrilla de 2019 fue pura mala suerte para alguien maltratado por las circunstancias, ya que Russell surgió en la F1 tras el título de F2. En 2020, cedido en Renault, Ocon se encontró con que tenía que recuperar el ritmo y entender el nuevo coche que tenía entre manos mientras sufría la comparación que le ofrecía Daniel Ricciardo, ya en su segundo año en el equipo francés. Ocon fue mediocre y, a pesar de subir al podio en Sakhir, no pareció hacerle cosquillas al futuro de Mercedes.
Y luego, el calendario hizo su parte. Parte del acuerdo alcanzado en 2020, para 2022, se llevó a cabo: Bottas parece cada día más alejado de una nueva renovación con Mercedes. Ahora rebelde, quejoso, huyendo de la imagen de niño bueno y cumplidor de otros años, también da la sensación de estar cansado de ser tratado como un complemento de un conjunto bastante potente. Pero se detiene ahí.
Russell sigue rápido el sábado y con dificultades, aunque impuestas por el coche de Williams, el domingo. Cuando tuvo verdaderas oportunidades de llegar a los puntos, manejó con sus pies en vez de sus manos y golpeó justamente a Bottas cuando promediaba el GP de Emilia-Romaña. El inglés provocó un accidente, quedó en el ojo de la tormenta para la prensa y recibió un tirón de orejas. «En este momento está más cerca de la Clio Cup», dijo Toto Wolff, jefe de Mercedes, aludiendo a una broma interna que tiene con su piloto.
Mientras tanto, en su segundo año en Alpine/Renault, Ocon sabe más del coche que su compañero de equipo, un tal Fernando Alonso. Y empieza el año exprimiendo al coche azul en la clasificación, quizás más de lo que el coche puede ofrecer. Continuamente con un buen rendimiento, siempre por delante de un bicampeón con el mismo monoplaza y sin cometer errores. La situación con Alonso arroja muchas preguntas al propio español y a los ejecutivos e ingenieros de Alpine sobre lo que está haciendo el francés, lo que genera muchos elogios para Esteban. Incluso desde el punto de vista de las relaciones públicas, ahora volvió para quedarse.
«Esteban también es un piloto vinculado a nosotros, al mismo tiempo que también lo es para Renault y para Alpine. Tenemos una muy buena relación con ellos. Por supuesto, Valtteri es nuestro piloto de hoy, al igual que Lewis, y las cuestiones del año que viene se dejan para el año que viene. Él [Ocon] me ha impresionado. Lo bien que califica y corre, y ahora se trata de consolidar eso. Es una situación un poco extraña porque fue piloto junior de Mercedes durante mucho tiempo y ahora se ha convertido en piloto de fábrica de Alpine. Ese es el hecho», destacó.
Hay una complicación evidente, y es que Ocon está sujeto a otro equipo de fábrica, pero nadie duda de que es posible recuperar a su piloto con un poco de voluntad.
Así que, rápidamente, Ocon vuelve a ser una amenaza después de más de un año casi borrado como posibilidad para ello. Russell tiene que ponerse en sintonía rápidamente y volver a demostrar de lo que es capaz, aunque tiene una desventaja en el equipo que defiende. Sigue siendo el favorito, probablemente, pero ha ganado una sombra que parecía no figuraba en el escenario. Ocon ha vuelto, y ahora el duelo es más real que nunca.