Ferrari encuentra luz al final del túnel en 2021 y cuenta los días para volver a vencer

Ferrari tenía un objetivo claro para 2021: detener la sangría de los últimos años, ya que el equipo pasó de luchar por el título en 2018 a sufrir por la escasez de puntos en 2020. Por lo que un atisbo de reacción para esta temporada no sólo era deseable, sino casi una necesidad. Y por lo demostrado hasta ahora, aquellos que contemplaban las limitaciones de la escudería no quedaron decepcionados: el equipo de Maranello está aún lejos de ser una gran fuerza, pero ya dejó claro que es capaz de brillar una y otra vez.

En su recorrido hasta el GP de Hungría, Ferrari hizo dos poles y lideró casi todo el GP de Gran Bretaña, estando muy cerca de la victoria. En otras palabras, el SF21 es capaz de ofrecer tanto vueltas rápidas como ritmo de carrera, pero necesita condiciones especiales para hacerlo. Cuando el auto voló los sábados, fue porque Charles Leclerc aprovechó las particularidades de Mónaco y Bakú. Cuando lo hizo un domingo, fue porque Max Verstappen y Lewis Hamilton se enredaron y se abrieron paso. Sea como sea, lo importante es demostrar que el pulso ferrarista sigue latiendo y que hay una forma de seguir destacándose en la F1.

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La evolución vino en gran medida por el motor, que tuvo que ser reconfigurado después de la mala temporada 2020. Funcionó en Bakú y Silverstone, pistas que habrían sido contraproducentes el año pasado, se convirtieron en el escenario de grandes actuaciones de Ferrari. En otras palabras, hay potencia, aunque a un nivel ligeramente inferior al de las unidades de potencia de Mercedes y Honda.

El chasis, a pesar de no haber sido el mayor problema en el pasado reciente, también respondió bien en Mónaco y, más ampliamente, en la lucha directa con McLaren por la condición de tercera fuerza en la F1. Luego de Hungría, ambas escuderías tienen 163 puntos, aunque la escudería roja cuenta con la ventaja en el criterio de desempate. En su monoplaza, los británicos cuentan con un motor Mercedes más potente, pero sus resultados no son mucho mejores en la primera mitad del año. Esto significa que el punto fuerte de Maranello reside en otras áreas, como el manejo y la administración de los neumáticos. Estas características podrían haber descollado incluso en 2020, pero el auto errático e imprevisible de aquella época imposibilitaba la búsqueda constante de resultados sobresalientes.

Charles Leclerc tuvo buenos rendimientos parciales, como la pole en Azerbaiján (Foto: AFP)

Frente a su rival, la gran carta en la manga de Ferrari es un dúo de pilotos muy fuerte, mientras McLaren tiene que conformarse con un sufrido Daniel Ricciardo. Charles Leclerc sigue con los buenos resultados, extrayendo todo lo que puede del coche, tal y como hacía en 2020. Carlos Sainz llegó para sustituir a Sebastian Vettel, y con la excusa de que el proceso de adaptación podría causar problemas en los primeros GP. Sin embargo, esa circunstancia no se dio en absoluto. El español demostró que puede seguir muy bien el alto nivel del monegasco. Pero cada uno tiene sus propias particularidades, que merecen un análisis más detallado.

En términos de puntos, Sainz está ligeramente por encima de Leclerc. El español tiene 83 puntos, conquistados a base de regularidad. No marcó poles ni tuvo una posibilidad clara de ganar, pero logró ser consistente. Las dos únicas veces que no marcó, fue por las estrategias fallidas de Ferrari. Por lo demás, es habitual verlo luchando para terminar quinto o sexto. Una virtud del español es que rara vez se involucra en accidentes, aunque en algunos casos -como la largada en Hungría- es más una cuestión de suerte que de criterio.

Carlos Sainz logró su primer podio con Ferrari en Mónaco (Foto: Scuderia Ferrari)

Es difícil predecir hasta dónde podrá llegar Sainz. El español no tiene la velocidad bruta de Leclerc, pero tuvo como aliada su facilidad de adaptación en este primer semestre. Eso significa que Carlos, aunque todavía puede mejorar, no se espera que alcance un nivel de resultados muy diferente al actual. Y puede que ni siquiera lo necesite, ya que puntuar bien es todo lo que necesita el #55 para mantener a Ferrari firmemente en la lucha con McLaren.

El caso de Leclerc es curioso. Analizando los resultados, el monegasco tuvo peores resultados que Sainz. Pero tuvo mala suerte en los GPs de Mónaco y Hungría. En uno de ellos, Ferrari no tuvo en cuenta un problema en el eje de transmisión del auto, lo que impidió de que partiera desde la pole. En la otra, recibió un golpe por parte de Lance Stroll y debió abandonar de forma inmediata. Fueron dos Grandes Premios con claras posibilidades de podio o incluso de victoria. Es una situación angustiosa precisamente porque hace que la lucha interna con Charles sea más cerrada de lo esperado, pero no borra la sensación aún clara de que Charles es por quien el equipo debe apostar para volver a ser campeón algún día.

Dicho esto, la primera mitad del año de Leclerc no es perfecta. El abandono de la carrera en Mónaco fue, aunque indirectamente, causado por el accidente de Charles en la clasificación. En el GP de Estiria, una mala maniobra suya pinchó el neumático de Pierre Gasly, dejando claro que su pilotaje aún es mejorable. Evolucionando estos factores, Leclerc se convertirá en un arma aún más fuerte para Ferrari y en un nombre aún más serio en la lista de futuros campeones.

La reestructuración emprendida por Mattia Binotto viene dando resultado: Ferrari evolucionó tras un pálido 2020. (Foto: Scuderia Ferrari)

El buen momento de Ferrari también puede asociarse a los cambios realizados fuera de la pista. Hubo una reestructuración interna en el equipo, evidenciada por la decisión del jefe Mattia Binotto de ausentarse de algunos GP. El director tiene una larga carrera como ingeniero y considera que, a veces, puede ser más útil en Maranello que en un circuito durante los fines de semana de carrera. Tiene sentido, ya que la ausencia del jefe no causó problemas en la pista.

A principios de año ya se había anunciado una reestructuración interna. El equipo dividió el departamento de chasis en cuatro grupos diferentes, buscando una mayor eficiencia en el desarrollo del coche. También hay atención al motor: tras un proyecto desastroso en 2020, la unidad de potencia de 2021 cambió por completo, y con resultados, según el propio equipo, positivos hasta el momento. Es difícil saber cuándo ha contribuido eso a la evolución que se ha visto últimamente, pero la impresión es ciertamente positiva.

Ferrari afronta la segunda mitad del año con motivos de celebración. No porque haya vuelto a ser un equipo ganador, sino por haber encontrado la luz al final del túnel. Si se mantiene el trabajo actual, seguro que se recogerán los frutos en un futuro.