La FIA cierra el debate sobre el dispositivo de Red Bull y asegura que todo está «bajo control»
Nikolas Tombazis, director de monoplazas de la FIA, explicó que los ajustes realizados por el dispositivo de Red Bull son «números muy, muy pequeños», por lo que no sería posible determinar infracciones pasadas sólo con las imágenes de televisión.
Se acabó la polémica por el dispositivo que Red Bull admitió tener “hace tres años”, en palabras del jefe, Christian Horner, ya que la Federación Internacional del Automóvil (FIA) cerró la discusión con los cambios realizados al RB20 para eliminar la posibilidad de modificar la altura del coche con un botón por parte del piloto.
El director de carreras de monoplazas de la FIA, Nikolas Tombazis, explicó que el precinto colocado en el sistema del RB20 garantizará la imposibilidad de realizar cambios en un régimen de aparcamiento cerrado, pero asumió que se trata de “números muy pequeños”, por lo que no sería posible comprobar si efectivamente se había cometido una infracción en carreras anteriores.
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La pieza en cuestión es capaz de ajustar el ángulo del «peto delantero» o «T-Tray», un soporte vertical situado en la parte delantera del coche, cerca de la suspensión delantera, que crea un hueco entre el pico y el inicio del suelo. Este ajuste permite mejorar en las vueltas rápidas y en carrera, lo que llevó a la FIA a prohibirlo tras la protesta de varias escuderías.
Después del reclamo de McLaren de una investigación más profunda, se realizó la inspección al auto de Red Bull y Tombazis le comentó a Sky Sports lo ocurrido: “En la carrera anterior [en Singapur], se nos informó de que ciertos diseños podrían permitir un cambio en la altura de la parte delantera del coche, lo que algunos llaman un dorsal, en el parque cerrado, y no teníamos ninguna indicación o prueba de que alguien estuviera haciendo algo así”.
“Eso sería claramente ilegal según el reglamento del parque cerrado. Pero no teníamos ningún indicio claro de que alguien lo estuviera haciendo. Por eso dijimos que, a partir de esta carrera [en Estados Unidos], no debería haber ninguna posibilidad de que se hiciera algo así”, añadió.
“Así que si un equipo tiene un diseño que permite un cambio rápido desde esa altura, tiene que estar vallado para que no se pueda acceder a él en el parque cerrado. Y creo que todos se han adherido a eso y, por lo que a nosotros respecta, está razonablemente bajo control”, dijo Tombazis.
“Hemos hecho todo lo necesario para evitar cualquier acusación. Por supuesto, es un campeonato muy reñido y la gente se entusiasma mucho con los coches de los demás. Así que no podemos sacar conclusiones definitivas de las carreras anteriores ni de las insinuaciones entre los equipos en un ambiente tan competitivo. Pero en la situación actual, creemos que no es una anécdota”, prosiguió.
Por último, el jefe de monoplazas de la FIA le respondió a Zak Brown sobre por qué no hubo sanciones: “Estamos hablando de unos milímetros o algo así, potencialmente. Realmente estamos hablando de cifras muy, muy pequeñas. No creo que sea algo que podamos verificar. Pero, como he dicho, no tenemos ningún indicio, prueba ni nada parecido de que haya ocurrido algo desagradable antes”.
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Christian Horner, por su parte, no se quedó callado y también habló de la polémica suscitada con el dispositivo: “El papel de la FIA es analizar estas cosas. [El dispositivo] ha estado disponible públicamente desde los últimos tres años. La FIA está satisfecha con él. Creo que tal vez simplemente satisfizo cierta paranoia en otras partes del paddock. A veces intentan encender un fuego en otro lugar. Pueden sellar todas las juntas móviles del coche, ya que el parque cerrado determina que no se puede cambiar nada, por eso existe. Cumplimos con todas las normativas y procedimientos”.