La FIA y la Fórmula 1 se enfrentan a la guerra por los nuevos motores de la F1 2026

Se ha instalado la polémica con relación a los nuevos motores de la Fórmula 1 desde la temporada 2026, que tendrán una mayor incidencia de la unidad eléctrica y unos cambios en la aerodinámica, apuntados a reducir el aire sucio para, así, aumentar la cantidad de sobrepasos en las carreras de la categoría.

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De cara al nuevo año, la FIA, la Federación Internacional del Automóvil, presentó los primeros vídeos sobre como serán los nuevos autos, motores y aerodinámica, pero se ha filtrado, a partir de un informe de The Race, que Mercedes y Red Bull habrían encontrado “vacíos legales” en los motores para intentar marcar una diferencia con el resto.

Las primeras informaciones indicaban que se permitirían los motores de esos dos fabricantes durante la F1 2026 y se banearían para 2027, pero el resto de marcas participantes, Honda, Ferrari y Audi, ya pusieron el grito en el cielo por una cuestión principal: la compresión del motor. Si bien el reglamento es muy claro en este tema, los fabricantes ‘acusados’ habrían encontrado la posibilidad de establecer una relación de compresión mayor a la obligatoria, lo que les daría mayor potencia y rendimiento.

Cuando hablamos de la relación de compresión en un motor de la F1, es la relación entre el volumen máximo del cilindro (cuando el pistón está en su punto más bajo) y el volumen mínimo (cuando el pistón está en su punto más alto). Hay que recordar también que el motor tendrá un combustible sostenible, lo que cambiará con respecto a lo que se venía utilizando hasta la F1 2025.

Para los nuevos motores, el reglamento estipula que la relación de compresión en un cilindro no puede superar los 16:0, lo que representa una reducción con respecto al nivel de 18:0 que establecía el reglamento anterior. Dado que los equipos son conscientes de las ventajas que pueden obtener al aumentar la relación, se sugiere que se utilicen algunos diseños para alcanzar este límite superior, sin exceder la normativa.

Ante esto, las ventajas que sacarían Mercedes y Red Bull les permitirían ser muy distantes con respecto al resto, sobre todo porque la relación de compresión solo se mide en frío, lo que haría complicado encontrar el “truco”. Además de esto, hay informaciones de varios sitios de que ex ingenieros de un equipo le habría informado al otro de estos fabricantes de lo que se habría encontrado en los motores.

Para evitar esta situación, la FIA ha querido calmar las aguas y modificó el artículo C5.4.3 del reglamento técnico en varias ocasiones y, la semana pasada, se determinó en un cambio que las mediciones se realizarían “detalladas por cada fabricante de unidad de potencia”, según un documento de orientación emitido por la FIA: el Documento C042. El organismo rector del automovilismo también cambió el flujo de energía del combustible, pasando a los 3000 MJ/h como límite.

El cambio también supuso la introducción de un nuevo método de verificación. Anteriormente, el objetivo era utilizar dos medidores de flujo de combustible: uno para los equipos y otro para el control de la FIA. Ahora, solo se utilizará una unidad estándar suministrada por la empresa Allengra.

Mientras tanto, el reglamento comenzó a ser cuestionado por los equipos y fabricantes de cara al Gran Premio de Australia, que será en poco más de dos meses. Las pruebas de pretemporada serán un momento clave para determinar si hay diferencias notables de rendimiento entre motoristas, lo que podría llevar a más cambios a la FIA, que ha advertido que no tolerará nada fuera del reglamento.

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Hay mucho para descubrir por el temor a que los motores no rindan como se espera y la falla de fiabilidad del nuevo reglamento. Una era de incertidumbre total se avecina en la Fórmula 1.