Hamilton revela traumas de su época escolar: «Lanzaban bananas y decían insultos racistas»

Lewis Hamilton se ha convertido en uno de los deportistas más venerados de todos los tiempos con su gloria en la Fórmula 1. Pero no siempre fue así.

Con 38 años recién cumplidos, Lewis Hamilton es el mayor ganador de carreras y, empatado con Michael Schumacher, el mayor campeón de la historia de la Fórmula 1. Además, es uno de los deportistas más venerados del planeta en la actualidad y de todos los tiempos, por sus logros en la pista y por la personalidad que le ha convertido en un respetado activista y empresario de causas sociales. Pero el piloto no siempre ha ido acompañado de glorias. El británico detalló cómo sus años escolares, durante su infancia y adolescencia, fueron duros.

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Hamilton fue entrevistado en el popular podcast británico «On Purpose with Jay Shetty». El episodio no se estrenará oficialmente hasta el próximo lunes, pero un extracto publicado muestra a Lewis revelando traumas de lo que, según él, fue el periodo más difícil de su vida: sus años escolares.

«No sentía que pudiera ir a casa y hablar con mis padres. No quería que mi padre pensara que no era fuerte. A los seis años ya sufría bullying. En la escuela en la que estaba, yo era uno de los tres niños de color. Y los chicos más grandes y fuertes me tiraban», dijo. Y cuando el partido era de fútbol, acababa siendo elegido el último para los equipos «a pesar de ser mejor que otro».

Lewis Hamilton se ha convertido en el mayor ganador de la historia de la Fórmula 1 (Foto: Mercedes)

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«Seguía sufriendo burlas constantes: cosas que me tiraban, como bananas, o de gente que decía insultos racistas de forma tan relajada. Había gente que me llamaba mestizo, así que me quedé sin entender dónde encajaba. Para mí fue difícil. Cuando iba a clase de historia, no había ni una foto de una persona de color en la historia que nos enseñaban. Pensaba ‘¿dónde hay gente como yo?», recordó

Según Hamilton, en un colegio de unos 1.200 alumnos, sólo seis o siete no eran blancos. A tres de ellos los llamaban constantemente a la dirección. «El director nos perseguía. Particularmente yo, diría», continuó.

«Seguía teniendo dificultades en la escuela, porque no me enteré hasta los 16 años de que era disléxico. Afortunadamente, en aquella época encontré un profesor que fue amable conmigo y me enseñó a entenderme mejor y a evolucionar a través de la educación. Para entonces yo ya estaba corriendo, así que viajaríamos con el motorhome el jueves por la noche para correr el fin de semana. Cuando volvía, todos los niños habían hecho cosas normales el fin de semana, y les dije que iba a correr. Los niños decían que también lo habían hecho, imaginando un kart [de un parque de atracciones]. Nadie sabía cuál era mi propósito, pensaban que era una broma», relató.

«También acabas perdiendo esa interacción social. Siempre me ponían en los peores grupos [de estudiantes] y oía que si lo hacía bien avanzaría, solo que nunca avanzaba, por mucho que lo intentara. Sentía que el sistema estaba en mi contra y yo nadaba contra corriente. Pero estoy muy agradecido por todo eso, porque me construyó para ser la persona que soy hoy», señaló.

También fue difícil, dijo, el hecho de que no sintiera que era posible compartir su sufrimiento con sus padres.

«Pero reprimí muchas cosas. No podía ir a casa y decirles a mis padres que había niños que proferían insultos racistas, pegaban o hacían bullying, que yo no era capaz de defenderme. No quería que mi padre pensara que no era fuerte. Así que, si tenía lágrimas, me las guardaba. Si tenía alguna emoción, era en un lugar privado. Sólo cuando empecé a correr pude canalizar esas emociones en mi forma de conducir. Así que cuando me ponía el casco, pensaba en Superman, que era mi héroe favorito. Me gustaba cómo luchaba por la gente… Pero claro, yo no tenía ningún superhéroe de color», terminó.

En la F1, a Hamilton le queda un año más de contrato con Mercedes, que está deseando firmar una renovación antes del inicio de la temporada.