Verstappen arrasa en Spa, pero su dominio excesivo puede volverse un arma de doble filo
Max Verstappen dominó en Bélgica y alcanzó su octava victoria consecutiva en la F1 2023. No obstante, su ritmo tan apabullante puede terminar jugándole en contra a futuro.
Max Verstappen cumplió con la lógica una vez más y se impuso en el GP de Bélgica por delante de Sergio Pérez, que completó un 1-2 de Red Bull, y Charles Leclerc, que cerró el podio con Ferrari. De esta manera, el holandés alcanzó su octava victoria consecutiva, estiró en 130 unidades su ventaja en el campeonato sobre su compañero de equipo y puede alcanzar el récord de nueve triunfos seguidos en la siguiente fecha, el GP de Países Bajos, que se disputará luego del receso veraniego de la Fórmula 1, el próximo 25 de agosto.
Para esta carrera, la incógnita mayor era saber en qué vuelta Verstappen iba a poder alcanzar el liderazgo de la competencia, a sabiendas de que el circuito de Spa-Francorchamps es una pista favorable a los adelantamientos, y que se ajusta perfectamente a las características técnicas del Red Bull RB19, una máquina que adora las rectas largas con alta velocidad de punta. En la clasificación del viernes, el bicampeón había logrado el mejor tiempo de la sesión por una diferencia de ocho décimas por delante de Leclerc, sin embargo el domingo debió largar desde la sexta posición, debido a que Red Bull decidió sustituir la caja de cambios de su auto y afrontar una penalización de cinco puestos en la parrilla de salida.
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Sin prisa, pero sin pausa
El trámite de la carrera en Spa-Francorchamps comenzó con una polémica maniobra que involucró al McLaren de Oscar Piastri y a la Ferrari de Carlos Sainz. Porque cuando ambos llegaron a la primera curva de La Source, un toque entre ambos cuando luchaban por el cuarto puesto terminó por beneficiar a Verstappen, que apenas tardó unos metros para integrarse al cuarteto de punta atrás de Lewis Hamilton. Adelante, mientras tanto, Pérez le sentía el gusto a volver a liderar una competencia después de varios meses al superar a Leclerc, aunque con la gran posibilidad de que sea algo efímero.
Con el correr de las giros, Verstappen dio cuenta de Hamilton en la quinta vuelta y de Leclerc en la novena. Y tras una parada en boxes de los dos Red Bull, para cambiar la goma blanda por media, al bicampeón le tomaron dos giros más para superar con un ritmo demoledor al mexicano. Así, como nuevo líder en la vuelta 17, el holandés ya se encaminaba nuevamente a una victoria en la Fórmula 1.
A partir de ahí, dentro de un trámite poco cambiante, el único foco de atención pasó a ser un comunicación por radio entre el holandés y su ingeniero, el italiano Gianpiero Lambiase, ante una vuelta espectacular del Red Bull #1 de 1m48s922, dos segundos más rápido de lo que giraba Pérez, que cada vez estaba más lejos en el segundo lugar, y 3s más veloz que el resto del pelotón. Frente a esta situación, Lambiase le exigió a Verstappen que disminuyera el ritmo «por una inesperada y acentuada degradación de las gomas blandas», aunque también demostró ser un pedido para que no muestra el verdadero potencial del RB19. Poco antes del final, Verstappen también insistió en una «parada gratis» para ganar el punto extra de la vuelta rápida, aunque este pedido fue denegado por el equipo.
¿Exhibir demasiado dominio puede costar caro?
A pesar de que el conjunto Verstappen-Red Bull-RB19 parece ser uno de los más dominantes de la historia, con diez victorias en doce competencias y con un auto que venció todas las citas de 2023, no es la primera vez que la Fórmula 1 tiene un equipo arrasador. Y muchas veces, cuando eso ocurrió la FIA tomó cartas en el asunto para disminuir la brecha entre el equipo ganador y el resto.
Como antecedentes, sin ir más lejos, McLaren, el equipo recientemente batido por Red Bull en cantidad de victorias consecutivas en 1988, debió lidiar con un cambio reglamentario para el año siguiente, y dejar de usar el motor turbo después de ganar 14 de 15 carreras en la temporada. Una situación parecida vivió Williams en 1993, luego de ganar dos títulos, que debió prescindir de las ayudas electrónicas para el campeonato de 1994. El anterior dominio de Red Bull, con cuatro años de éxitos hasta el inicio de la era híbrida en 2014, y el recorte aerodinámico del piso para 2021, que complicó a Mercedes y contribuyó a que Verstappen pudiera conquistar ese campeonato frente a Hamilton, fueron los últimos cambios reglamentarios que le pusieron freno a equipos dominantes para equiparar el juego de la F1.
Exhibir un dominio arrollador puede ser un arma de doble filo para Verstappen. Por un lado, el holandés disfruta de un auto competitivo y muestra un nivel alcanzable, para concretar un campeonato superlativo y una conquista temprana que se acerca carrera a carrera. La cuestión principal pasará por cuánto tiempo la FIA y la Fórmula 1 acompañarán este escenario sin interceder para evitar la monotonía. Por lo pronto, mientras más tiempo pase, Verstappen estará siempre agradecido.