Verstappen alcanza nivel casi perfecto y hace que bicampeonato dominante parezca fácil
Max Verstappen ha cerrado la cuenta de un bicampeonato de F1 2022 absolutamente dominante. En un año en el que Red Bull no tuvo el mejor coche durante gran parte de la temporada, el holandés logró un nivel de excelencia que recuerda a los grandes de la historia de la categoría.
Max Verstappen ha asegurado su bicampeonato en uno de los títulos de Fórmula 1 más fáciles de todos los tiempos. Este domingo, tras haber ganado un mojado GP de Japón, el holandés cerró la cuenta a falta de cuatro carreras, en una temporada que recordó los mejores momentos de Michael Schumacher en Ferrari, Lewis Hamilton en Mercedes y Sebastian Vettel en Red Bull. Sólo que con un gran inconveniente: en 2022, Max no tiene precisamente un coche dominante.
Verstappen fue declarado campeón de una manera inusual y apagada. Concedió una entrevista como ganador de la carrera y, después de que Charles Leclerc fuera castigado por dejar caer al piloto monegasco de Ferrari del segundo al tercer puesto en la etapa, volvió al micrófono para hablar como ganador del campeonato. En el podio, pudo celebrar su segundo título como se mereció.
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Decir que Red Bull tuvo el mejor coche del año es discutible y aceptable, pero de ahí a señalar que el RB18 fue dominante es, salvo raras excepciones, simplemente una mentira. En varios momentos de la temporada, incluso, los austriacos estuvieron por debajo de lo que producía Ferrari en términos de rendimiento. Ahí es donde Verstappen marcó la diferencia. Así como la absurda cantidad de equívocos de los italianos.
Pero decir que Ferrari lo hizo muy mal, desde los problemas de fiabilidad hasta los clamorosos fallos de estrategia y funcionamiento, es repetirse. Eso es para otro día. De momento, toca ensalzar la actuación de Verstappen y Red Bull, de un matrimonio que lo tiene todo para entrar -aún más- en la historia de la F1.
En el caso del todavía joven piloto holandés, la absurda secuencia de actuaciones viene desde al menos 2020. Max dejó atrás la reputación de ser rápido, agresivo, pero inconsistente y poco constante. En ese año, todavía dominado en gran medida por Mercedes, Verstappen empezó a allanar el camino para interrumpir la dinastía de Hamilton.
Luego llegó 2021 y, en el último año del antiguo reglamento, una de las luchas más reñidas que ha visto la categoría. Max y Lewis llegaron a la final empatados y el campeonato se decidió en la última vuelta. No podría haber sido más emocionante. También es imposible algo más polémico, ya que el director de carrera Michael Masi se robó el protagonismo de la batalla con una serie de decisiones controvertidas, incluso en la reanudación que decidió el GP de Abu Dhabi, la última carrera del año. Verstappen fue campeón con todos los méritos, pero el final fue agridulce y a día de hoy aún se habla de ese tema.
El bicampeonato de Max Verstappen fue todo lo contrario. Para empezar, Mercedes cometió un error grosero en la concepción del W13, hecho en base al nuevo reglamento de la Fórmula 1, y sacó a Hamilton de la disputa. Así, Verstappen tuvo que enfrentarse al dúo de Ferrari y, en un momento dado, a un Sergio Pérez que intentó plantar cara pero no duró mucho.
En realidad, ni siquiera Ferrari duró mucho y el campeonato ya estaba completamente decidido antes del descanso de verano. Un arranque más lento de Carlos Sainz, una mala fase de Leclerc, la torpeza de Ferrari, todo interfería, cierto, pero al otro lado había alguien sólido como una roca. Una fortaleza.
¿Cuántos errores cometió Verstappen en 2022? ¿1? ¿2? Así es. Con un coche que ha dejado de romperse desde la tercera carrera del año y que ha evolucionado con el tiempo hasta convertirse, de hecho, en el mejor de la parrilla en Bélgica, Max ha encontrado la receta para ser imbatible.
El primer golpe llegó en Arabia Saudita, cuando regateó a Leclerc para ganar. Luego, esa absurda secuencia con cinco victorias en seis carreras entre Emilia Romaña y Canadá. Después de Montreal, ya no era que Max le haya dado la vuelta a la tortilla a Ferrari, sino que ya era un virtual bicampeón.
Ni siquiera el séptimo puesto en un caótico GP de Gran Bretaña, en el que corrió con la mitad de un AlphaTauri colgando en su suelo, ni Austria, cuando Ferrari puso en pista un coche dominante, nada de eso le hizo temblar. Al contrario: a partir de Francia, Verstappen sólo ganó.
Y fue precisamente esta secuencia la que marcó el tono de un campeonato tan controlado. Ganó saliendo desde la décima posición en Hungría, cuando tuvo problemas en la clasificación, triunfó saliendo desde la 14ª posición en Bélgica, cuando fue sancionado por cambiar el motor, ganó desde la séptima posición en Italia, de nuevo sancionado. Quizá ganaría aunque saliera una vuelta por detrás del resto del pelotón, tal era su superioridad.
La F1 ha demostrado en otras ocasiones que puede cambiar radicalmente su orden de fuerzas en poco tiempo, cierto. No obstante, Verstappen y Red Bull dan motivos para imaginar que estamos asistiendo a uno de los matrimonios más potentes de la historia de la categoría. Queda por ver hasta dónde puede llegar, pero las señales son aterradoras para los opositores.
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