Red Bull por fin entrega coche ganador y da condición de título a Verstappen en F1

Max Verstappen es campeón del mundo. Talentoso y agresivo, el holandés solo necesitaba de un equipamiento a la altura para brillar.

Desde su debut en la Fórmula 1, Max Verstappen ha dejado muy claro que sería campeón del mundo. Dueño de un estilo de conducción agresivo y atrevido, el talentoso holandés se saltó etapas, llegó al Mundial siendo un adolescente, pero supo clavar sus apuestas y definir su territorio. Tanto es así que fue ascendido a titular en Red Bull menos de año y medio después de su debut con Toro Rosso. Y ganó de inmediato en la primera carrera que disputó con los colores de la formación austriaca. Desde entonces, ha tenido que afrontar las dificultades necesarias para crear experiencia y, a partir de 2019, demostró que la disputa por un título, por el campeonato en sí, era solo cuestión de tiempo. Y la conquista superó a rivales muy duros.

Es correcto decir que Red Bull lo intentó muy bien en años anteriores, pero la supremacía de Mercedes y Lewis Hamilton hizo que fuera casi imposible ejercer resistencia alguna en la Fórmula 1. Resulta que la gente del equipo austriaco supo disfrutar del efecto de la pandemia de Covid-19 como nadie en 2020. Al menos desde un punto de vista técnico. Eso es porque el comando del Campeonato del Mundo tuvo que posponer el gran cambio en la regulación, que inicialmente estaba programado para 2021. A raíz de esta decisión, era necesario mantener el libro de reglas actual, con solo cambios ocasionales. Y quien mejor interpretó estas normas fue el escuadrón de las bebidas energéticas. Lo que hizo de la temporada una de las mejores.

Debido a la estabilidad de las reglas, buena parte de las soluciones encontradas el año pasado fueron trasladadas a este campeonato, con la novedad de un corte en el suelo, además de una importante reducción de la carga aerodinámica. Todo esto se cambió, especialmente con la parte trasera de los coches. Pero Red Bull encontró un camino muy interesante, aprovechando el concepto del rastrillo más alto. La diferencia de altura entre las secciones delantera y trasera del coche. Para ello, la marca de energéticas utilizaron las hojas de desarrollo disponibles para ajustar la caja de cambios. Esta decisión permitió un cambio fundamental en la suspensión trasera, brindando la oportunidad de comprender mejor el suelo, el difusor y los frenos.

¡Conoce el canal de Gran Premio en YouTube!
¡Sigue a Gran Premio en Twitter y en Instagram!

Max Verstappen fue el punto central de la campaña de Red Bull (Foto: AFP)

El equipo Red Bull, comandado en el garaje por Adrian Newey, comenzó a lidiar con los cambios de manera más efectiva y anuló la pérdida de presión aerodinámica. El RB16B corrigió las deficiencias del coche anterior y se convirtió en un modelo versátil, capaz de manejar bien diferentes tipos de circuitos.

Aún así, el equipo de bebidas energéticas tuvo que esperar hasta finales de mayo para demostrar cuánto mejor entendían las reglas. Desde Mónaco, el equipo acumuló cinco victorias seguidas: cuatro con Verstappen (Montecarlo, Francia y las dos carreras en Austria) y una con Sergio Pérez (Azerbaiyán). Solo entonces el equipo sumó más triunfos que en las dos últimas temporadas juntas. Quiero decir, ya no se podía dudar de la campaña por el título. Incluso la victoria en Paul Ricard, un circuito teóricamente de Mercedes, generó una frase profética de Christian Horner. «Si ganamos aquí, entonces podemos ganar en cualquier parte».

En vista de este aspecto, Verstappen se encontró dentro de un coche deportivo de gran éxito y no desperdició su oportunidad. El modelo fue capaz de responder bien en pistas de velocidad como Bahréin, Francia, Austria e Inglaterra, así como en pistas más selectivas y de baja velocidad como Mónaco. Agregue a eso una mejor comprensión de los neumáticos, sin mencionar la madurez de Max para interpretar bien el rendimiento del RB16B.

Al volante del coche azul marino #33, el holandés consiguió diez poles y nueve victorias. Y pudo enfrentar a Mercedes en pie de igualdad en muchas pruebas. Incluso ganando carreras en pistas históricamente favorables a los alemanes, como Francia y Estados Unidos. En otras ocasiones, sorprendieron con un ritmo de carrera constante y una enorme velocidad en recta.

Honda fue una parte importante de ese conjunto. Con un desarrollo bien pensado para la larga temporada 2021, planeó muy bien los intercambios de piezas y logró ofrecer rendimiento con cada cambio. Pero lo que realmente marcó la diferencia fue la fiabilidad. La unidad japonesa, anteriormente tan criticada y comparada con los motores GP2, no tuvo fallos graves. Todo lo contrario.

LEWIS HAMILTON; MAX VERSTAPPEN; F1; FÓRMULA 1; GP DE ABU DHABI;
Lewis Hamilton y Max Verstappen se saludan tras decisión histórica en Abu Dhabi (Foto: Lars Baron/Getty Images/Red Bull Content Pool)

Quiero decir, además de ser un coche bien preparado desde el punto de vista aerodinámico, Max tenía a su disposición uno de los mejores motores de la parrilla.

No todo fueron flores, es cierto. Hubo momentos de enorme dominio, como en la secuencia Francia-Austria, en Holanda y México, pero también hubo una fase en la que Red Bull tuvo que pelear con un Mercedes reforzado y un Hamilton en estado de gracia. Aun así, la formación austriaca supo volver a la cima, invirtiendo en nuevos elementos del coche, como los alerones traseros. Probado y testado, hasta obtener un rendimiento capaz de batir a Mercedes. Todo salió bien.

En la prueba final, el escenario no parecía el más favorable. Pero la historia contada en Abu Dhabi contó con un Red Bull insistente, aprovechando cada oportunidad. Al final, fue recompensada con la posibilidad de victoria que solo llegó en la última vuelta, como un buen guión de suspenso y acción.

Verstappen finalmente tuvo su coche mágico para ganar el primer título de su ya brillante carrera.