Verstappen-Hamilton: una definición con un clima de guerra entre dos equipos

Lo que hacen Lewis Hamilton y Max Verstappen en este 2021 es algo sensacional. Ni en sus sueños más salvajes podría la Fórmula 1 desear un campeonato como éste. Un guion tan bien escrito y con tantos giros que daría envidia a la propia serie Breaking Bad. Ni siquiera Walter White tendría aliento para seguir lo que ocurre en este campeonato, el mejor en casi una década. Y con su definición para el próximo domingo, llega a su etapa final en un ambiente beligerante en todos los sentidos.

La rivalidad entre Verstappen y Hamilton llegó por fin a ese momento en el que ambos no intercambian ni siquiera palabras, ni miradas, ni toques de puños cómplices en tiempos de pandemia. Todo es golpe y drama. Y la inédita carrera de Arabia Saudita siempre será ese episodio en el que no hay vuelta atrás. Es cierto que el debut del país en el Campeonato del Mundo fue uno de los más locos de los últimos tiempos -y la F1 ha tenido etapas locas en los últimos tiempos-, pero también es cierto que el GP de Arabia fue testigo de uno de los enfrentamientos más intensos y encarnizados entre los dos aspirantes al título. También es correcto decir que lo ocurrido en las calles de Jeddah sirvió para amplificar aún más la guerra entre Mercedes y Red Bull.

Durante 50 vueltas, Max y Lewis se turnaron en la punta, compartiendo frenadas y curvas y chocando, más de una vez. Mientras el inglés intentaba aprovechar la potencia de su rápido W12, el holandés se defendía con fuerza, incluso por encima del límite. En más de una ocasión dejó sin pista a su oponente y otras veces tuvo que devolverle la posición. En una de ellas, en una monstruosa falta de comunicación entre Red Bull-FIA-Mercedes-Hamilton, acabó siendo golpeado por el siete veces campeón. Y en el saldo, fue castigado al menos cinco veces en la carrera.

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Desde su debut en la F1, Verstappen nunca bajó la guardia. Además de ser muy rápido, el hijo de Jos tiene como gran característica un estilo de conducción agresivo y siempre muy duro en todas las disputas de posición. Ese comportamiento ahora hay que ponerlo en perspectiva, al luchar por el primer título de su carrera en un polémico GP de Arabia.

«Lo que sucedió hoy fue increíble, sólo intentaba correr. El deporte se convirtió más en castigos que en carreras en sí. Eso no es la F1, para mí. Pasaron muchas cosas, algunas con las que no estoy de acuerdo, pero así son las cosas. Al menos intenté hacer lo mejor posible y en la pista, no sé cómo aguantaron mis neumáticos hasta el final», comentó el piloto del auto #33.

Hamilton tampoco ocultó su descontento con su oponente. «Él [Verstappen] se pasó de la raya seguro. Evité colisiones en muchas ocasiones con este tipo, no sé qué pasa por su cabeza cuando hace eso, porque vives para luchar otro día, como hice yo», se quejó el británico, que llegó a decir durante la carrera que Max «estaba loco».

Siete veces campeón del mundo, Lewis acumula un año de errores inusuales, pero también de vacilaciones del equipo de la marca estrella de las tres puntas. Sin embargo, el inglés viene en una racha de victorias absolutamente fantástica desde la épica competencia de Interlagos. Después de todo, siempre es un error subestimarlo. Por no hablar de su experiencia, que viene siendo decisiva en 2021.

Pero el hecho es que la disputa entre ellos fue acalorada dentro y fuera de la pista, como lo ha sido durante toda la temporada. Entre las curvas ciegas y la angostura del difícil circuito de Jeddah, los dos se batieron en un duelo que terminó con el triunfo del piloto del auto 44. Verstappen cerró segundo. La vuelta rápida ejecutada por Lewis al final aún le reportó un punto extra y un empate en la clasificación. 369,5 es el número.

La ventaja sigue estando del lado de Verstappen al tener más victorias en 2021: 9×8 es el resultado. Aun así, el campeonato llega sin ningún favorito a Abu Dhabi, dado el alto nivel técnico entre los dos equipos, además de la furia con la que se espera que los dos contendientes aterricen en Yas Marina dentro de unos días.

La realidad es que el campeonato de 2021 alcanzó un nivel de tensión pocas veces visto en la historia de la Fórmula 1. Y esto es el resultado directo de un absurdo equilibrio técnico entre dos de los equipos más grandes de la parrilla. El relevo en la cima del Campeonato del Mundo, la alternancia de dominio en las carreras, los enfrentamientos directos. Se trata de un campo nuevo, potenciado por el hecho de que las direcciones de ambos equipos no dudan en alzar la voz contra el otro. Por lo tanto, no es de extrañar que la F1 llegue a la final del campeonato en el escenario actual.

A lo largo de diez meses, las quejas sobre la normativa dieron paso a intercambios mordaces que rozan el infantilismo. Cada detalle, cada pequeño punto de desacuerdo, se convirtió (todavía se convierte) en una discusión sin cuartel, hasta las últimas consecuencias. Lo ocurrido en Arabia Saudita es una prueba más. Sólo que ahora es evidente otro elemento de ese guion. El poder del duelo entre Mercedes y Red Bull es tan grande que llegó un momento en que el director Michael Masi no pudo seguir ejerciendo su posición de poder.

Y este es un aspecto importante que demuestra por qué este es un campeonato sin precedentes. Los postulantes llegan a la decisión no sólo atados, sino viviendo un fuerte ambiente de confrontación con armas que son equivalentes. El ganador será el que mejor sepa utilizarlas.