#ViejoTaller: Senna sorprende, llega a Estados Unidos y prueba auto de la Indy en Arizona

¿Ayrton Senna en Indy? Quizá los aficionados más recientes aún no sepan que el tricampeón de Fórmula 1 se planteó en su día este «matrimonio» y, aunque el destino no lo permitió, el piloto brasileño probó un auto en la principal categoría estadounidense hace exactamente 30 años.

Corría el año 1992 y Senna atravesaba un momento decisivo en su carrera. Ya tres veces campeón de Fórmula 1, Ayrton no podía ocultar su preocupación por la decisión que McLaren -el equipo con el que ganó los títulos de 1988, 1990 y 1991- estaba a punto de tomar: cambiar la larga y exitosa asociación con motores Honda por impulsores de marca Ford. Y la preocupación no era para menos, ya que la escudería británica contaría con los propulsores V8, versión cliente, para competir contra los potentes Renault V10 de Alain Prost y Damon Hill en Williams. Incluso los Benetton de Michael Schumacher y Riccardo Patrese tendrían ventaja, más allá de tener también el motor Ford V8, debido a que utilizaban el modelo oficial de fábrica.

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Aquella temporada, por cierto, le demostró a Senna que era necesario mucho más para vencer al equipo de Grove, ya que Mansell acumuló nada menos que ocho victorias en los diez primeros Grandes Premios. El título del inglés, por cierto, llegó con un segundo puesto en la siguiente carrera, en Hungría, que ganó Ayrton.

Así pues, era el escenario para plantearse un año sabático en 1993, pero Senna optó por buscar un reto diferente antes de definir su futuro. Y fue Emerson Fittipaldi quien lo conectó con la Indy.

A finales de 1992, Senna viajó a Estados Unidos, más concretamente a Arizona. Allí, cruzó el desierto para llegar a la pista de carreras Firebird, donde realizó la única prueba con un auto de la Indy. El modelo elegido para la «aventura» fue el Penske PC-21, con el que el equipo corrió ese año y ganó cuatro carreras, todas ellas con Fittipaldi.

Nigel Beresford fue elegido ingeniero de Senna aquel 20 de diciembre de 1992, y dijo que la idea era darle el modelo, ya preparado para la siguiente temporada, al piloto brasileño para que lo condujera en la dura pista de Firebird, quizás pensando que la experiencia podría convencer a Ayrton a cambiar la F1 por la Indy.

El primero en salir a pista fue Fittipaldi, para marcar un tiempo de referencia antes de darle el volante a su compatriota. El bicampeón de F1 dio un total de 25 vueltas y marcó un mejor tiempo de 49s70. Fue entonces el turno de Senna de ponerse al volante del modelo de 1992 y empezar a familiarizarse con las diferencias entre los dos autos, especialmente con el motor turbo. En las primeras 14 vueltas ya había batido el tiempo de Emerson: 49s50.

Tras volver a boxes para efectuar ajustes, Senna dio diez vueltas más y bajó su tiempo a 49s09, impresionando al equipo. Aun así, Emerson volvió a la pista al final del día con el nuevo modelo y marcó 48s5.

Posteriormente, en declaraciones a la prensa presente, el piloto contó sus impresiones y admitió su deseo de correr algún día en la categoría. La página web oficial del tricampeón recordó los comentarios de Ayrton sobre la experiencia en su momento.

«La pista era muy lenta, el coche funciona de una manera muy particular, pero la sensación es genial. Estoy muy contento de poder ver lo que es realmente un coche de Indy. Algún día conduciré este auto, es sólo cuestión de tiempo. Sólo tengo que esperar el momento adecuado para participar en las carreras de Estados Unidos», añadió.

La historia de Senna con Indy, sin embargo, sólo duró 24 vueltas. Ayrton renovó su contrato con McLaren por un año más, e incluso con un coche técnicamente inferior en sus manos. Para esa temporada logró victorias memorables, como el GP de Brasil y el GP de Europa, con la famosa «primera vuelta perfecta» bajo la lluvia en Donnington Park.

Senna aún tendría la oportunidad de correr finalmente en el entonces mejor equipo de la parrilla al año siguiente, Williams, antes de jugársela de una vez por todas en suelo americano, como alguna vez consideró. Sin embargo, el destino prefirió eternizarlo como uno de los más grandes de todos los tiempos en la F1, el 1 de mayo de 1994.