Pérez muestra regularidad y se destaca cuando Red Bull más lo necesitaba

Sergio Pérez obtuvo su tercer podio consecutivo de la temporada en el GP de México, y se afirma como una pieza fundamental para Red Bull en su lucha por el Mundial de Constructores frente a Mercedes.

Max Verstappen logró una victoria clave en México, y estiró su liderazgo a 19 puntos en el campeonato sobre Lewis Hamilton cuando faltan cuatro fechas. Y dentro del buen balance para Red Bull, Sergio Pérez también entregó su tercer podio consecutivo al culminar tercero en la competencia. Un Top-3 importantísimo no solo para él, sino también para las aspiraciones del equipo en el Mundial de Constructores.

Aun al contar con uno de los autos más competitivos de la F1, esta evolución es meritoria, debido a su comienzo irregular con los austríacos. En su llegada, Checo pidió seis carreras de adaptación para que su estilo de manejo haga un buen maridaje con el RB16B. Un auto fuerte en sectores lentos con una concepción distinta al Racing Point que manejó en 2020, que sobresalía en recta gracias al motor Mercedes.

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Justamente en la sexta carrera de esta temporada, beneficiado en parte por un abandono de Verstappen y a un retraso de Hamilton, fue donde el mexicano logró su primer podio y victoria con Red Bull en el GP de Azerbaiyán. A continuación, también le entregó otro trofeo a la escudería con sede en Milton Keynes gracias a su tercer lugar en el GP de Francia.

Parecía que la adaptación ya estaba completa, pero Checo volvió a decaer en su rendimiento. Volvió a sentirse incómodo en el auto y tuvo errores en Austria y en Inglaterra. Luego, fue víctima de la mala suerte en Hungría, cuando fue embestido por Valtteri Bottas en la largada y debió abandonar la carrera.

El panorama se volvía complejo para Pérez, e incluso parecía que su asiento parecía destinado a Pierre Gasly, de AlphaTauri, a partir del año que viene. Sin embargo, la renovación de su contrato durante el GP de Bélgica, le trajo un aire nuevo. Sin la incertidumbre sobre su futuro y la confirmación de su permanencia en la temporada 2022, Checo pareció haber reencontrado el rumbo. Y casi en paralelo, un nuevo cambio de motor en su RB16B para el GP de Holanda, también aportó rendimiento al conjunto mecánico.

Con la bandera mexicana, Sergio Pérez celebró su primera victoria para Red Bull en Bakú (Foto: Red Bull Content Pool)

A partir de ahí, Checo mostró una leve evolución con buenos parciales en Italia y en Rusia. En la primera tuvo una penalización por cortar una curva y en la segunda perdió puestos en la lluvia, ambos obstáculos que le impidieron llegar al podio. Hasta que por fin llegó el alivio en Instambul Park. En las últimas tres carreras de Turquía, Estados Unidos y México, el mexicano se ubicó en el Top-3, siempre como tercero.

Por el momento, es audaz imaginar si estos tres podios consecutivos son un cheque de regularidad para Checo de acá al final del campeonato. Deberá seguir con sus buenas recetas: un gran ritmo de carrera y una excelente capacidad para administrar neumáticos, pero a la vez, también deberá mejorar aún más en clasificación. Cada carrera en que Pérez esté en la punta, también será importante para Verstappen. Con ambos adelante, la posibilidad de establecer estrategias en boxes será mayor para beneficiar al holandés en su búsqueda de su primer título de Fórmula 1.

Pero más allá de cualquier hipótesis, la clave es que la lucha por el Mundial de Constructores está al rojo vivo. Mercedes aventaja a Red Bull por un punto -478,5 contra 477,5-, y con el detalle que en las dos últimas carreras Checo sumó 24 puntos contra ocho del escudero de Mercedes, Valtteri Bottas. La evolución de Sergio Pérez llegó cuando Red Bull más la necesitaba, y su actuación en las últimas cuatro carreras de la temporada será decisiva.