Red Bull sorprende a Mercedes, pero decae en quejas y arriesga chance de título

La supremacía de Mercedes doblegó cualquier tipo de resistencia en la Fórmula 1. Pero frente a los efectos de la pandemia de Covid-19 en 2020, Red Bull supo aprovechar la coyuntura como nadie. Al menos desde el punto de vista técnico. Esto se debe a que el mando del Campeonato del Mundo debió posponer su gran cambio de reglamento, que inicialmente estaba previsto para 2021. A raíz de esa decisión, fue necesario mantener el actual, sólo con cambios ocasionales pero intrigantes. Y quien mejor interpretó esta normativa fue el equipo austríaco, que convirtió esta temporada en una de sus mejores.

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Debido a la estabilidad de las normas, la mayoría de las soluciones encontradas el año pasado se trasladaron a este año, con la novedad de un corte en el piso de los autos, además de una importante reducción de la carga aerodinámica. Todo eso generó un gran cambio sobre todo en la parte trasera de los monoplazas. Pero Red Bull encontró una forma muy interesante, aprovechando el concepto de rake más alto, que consiste en la diferencia de altura entre las partes delantera y trasera del auto. Para eso, el equipo de las bebidas energéticas, utilizó los tokens de desarrollo disponibles para evolucionar la caja de velocidades. Esta decisión permitió un cambio fundamental en la suspensión trasera, dando la oportunidad de entender mejor el suelo, el difusor y los frenos.

Las evoluciones dictadas por Adrian Newey le dieron un auto más competitivo a Red Bull en 2021. (Foto: Getty Images/Red Bull Content Pool)

Así, Red Bull logró manejar los cambios con mayor eficacia y anular la pérdida de presión aerodinámica. El RB16B corrigió los puntos débiles del auto anterior y se convirtió en un modelo versátil, capaz de correr bien en diferentes tipos de circuitos.

«Hubo un cambio de normativa en cuanto a las restricciones aerodinámicas en torno al piso de los autos. Así que, como resultado de los problemas con la pandemia del año pasado, teníamos una limitación en lo que se podía hacer, aunque todavía con algunos tokens para gastar», explicó Adrian Newey, el diseñador de la escudería austríaca, al podcast ‘Talking Bull’ de Red Bull.

«Decidimos gastarlos en la caja de cambios, y eso nos permitió cambiar la configuración de la suspensión trasera, que era lo que creímos que no funcionó tan bien en 2020. Y eso fue un paso adelante. Cuando llegamos a los entrenamientos en Bahréin, Max (Verstappen) elogió inmediatamente el auto y sintió que habíamos progresado en comparación con la temporada anterior. Tras la pretemporada, la sensación era que teníamos un paquete muy competitivo», añadió el inglés.

Sakhir, el primer round entre Lewis Hamilton y Max Verstappen. (Getty Images/Red Bull Content Pool)

De hecho, los entrenamientos en Sakhir mostraron un Red Bull más fuerte y rápido. Y eso se confirmó en la primera sesión de clasificación del año, cuando Verstappen se colocó a casi 0s4 por delante de Lewis Hamilton. En la carrera, Max impuso un fuerte ritmo, pero progresivamente se convirtió de cazador a presa y perdió la primera fecha ante el británico y el Mercedes. De hecho, fue en la gran batalla entre ambos pilotos en la curva 4 cuando la F1 se dio cuenta de que este sería el gran duelo del año.

En cualquier caso, el mensaje que quedó fue que los austríacos tenían en sus manos un auto de enorme potencial. Pero, aunque Red Bull disponía de un arma poderosa, cometía algunas decisiones y errores preocupantes: el holandés pecó de exceder los límites de la pista y lo pagó caro en Baréin y Portugal. En España, como en Sakhir, el equipo no supo reaccionar a la estrategia del rival. No es de extrañar que Hamilton haya ganado esas tres carreras. Sólo en Imola, Max fue capaz de imponerse.

Por eso, el equipo de las bebidas energéticas tuvo que esperar hasta finales de mayo para demostrar que entendía mejor las normas. A partir de Mónaco, el equipo acumuló cinco victorias seguidas: cuatro con Verstappen (Montecarlo, Francia y las dos carreras de Austria) y una con Sergio Pérez (Azerbaiyán). Sólo en esa breve campaña, el equipo logró sumar más victorias que en las dos últimas temporadas juntas. Ya no había dudas sobre las aspiraciones. Incluso, la victoria en Paul Ricard, un circuito, en tesis de Mercedes, generó una frase profética de Christian Horner: «Si ganamos aquí, entonces podemos ganar en cualquier parte».

Red Bull llegó a lograr cinco victorias consecutivas. (Foto: Getty Images / Red Bull Content Pool)

Luego de la fecha doble en el Red Bull Ring, Verstappen comandaba la clasificación con unos increíbles 32 puntos sobre Hamilton. En esta fase, Mercedes se encontró en problemas, incapaz de sacar rendimiento a su W12. Detrás del rival, los alemanes comenzaron a atacar con palabras, quejándose y cuestionando los avances técnicos de sus rivales.

La queja fue grande y tuvo eco incluso en las salas de la FIA (Federación Internacional del Automóvil). Toto Wolff se quejó de la flexibilidad de los alerones de sus oponentes, y eso hizo que los comisarios miraran más de cerca el auto austríaco. Sin embargo, no se encontró nada. Entonces, el jefe de Mercedes e incluso Hamilton empezaron a hablar del nuevo motor de Honda, insinuando un aumento irregular de la potencia. Sobre esto, no hubo ninguna interferencia del organismo rector del deporte.

Estas preguntas se plantearon a raíz de una impresionante actuación de Max y su RB16B. El auto mostró una enorme velocidad en línea recta, resultado de una configuración aerodinámica más extrema. Mercedes, en esta fase, se vio obligada a reconocer la mejora del rendimiento del competidor. Y después de estar a punto de tirar la toalla, decidió invertir en mejoras, al igual que había hecho Red Bull.

Si bien el polémico ida y vuelta entre los responsables de los dos equipos conmovió a la prensa y creó un ambiente de enorme rivalidad, no ocurrió lo mismo en la pista. Verstappen y Hamilton continuaron con una relación cordial, con sólo ligeros empujones. No obstante, hubo un vuelco al final de la primera parte del campeonato.

Christian Horner y Toto Wolff tuvieron varios idas y vueltas polémicos. (Foto: Getty Images/Red Bull Content Pool)

Fue entonces cuando el escenario cambió. El GP de Gran Bretaña se convirtió en un hito y resonará durante mucho tiempo este año. Silverstone acogió la primera prueba de las carreras clasificatorias, el formato que tiene como objetivo establecer la grilla de largada. Hamilton brilló al decidir las posiciones el viernes, mientras que Verstappen superó a su rival en la carrera corta del sábado, demostrando que, a pesar de las actuaizaciones del alemán, Red Bull seguía siendo muy fuerte. Pero la carrera tendría una historia diferente.

Una vez más, ambos compartieron la primera fila y pasaron gran parte de la primera vuelta luchando rueda a rueda, hasta el inevitable toque en Copse. En un intento de adelantamiento, Hamilton tocó la rueda trasera izquierda de Max, que intentaba endurecer la disputa. El resultado: el holandés hizo un trompo, se despistó y golpeó con fuerza la barrera de contención. Su auto terminó destrozado, y debió ser trasladado a un hospital por precaución.

Lewis se mantuvo en pista, pero fue castigado. Los comisarios entendieron que el siete veces campeón era más culpable del incidente. Había que detener la carrera. Hamilton impuso un fuerte ritmo, pagó la pena y levantó al público con una actuación impresionante. Mientras tanto, en los boxes de Red Bull, el ambiente estaba caldeado, con duras críticas al británico y mucha presión sobre la dirección de carrera.

El momento del toque entre Max Verstappen y Lewis Hamilton en Silverstone. (Video: Reproducción)

Hamilton ganó la competencia, tras una superación en la última vuelta a Charles Leclerc, que recordó mucho a la maniobra realizada en la vuelta 1. Red Bull continuó con sus quejas, compartidas después por Verstappen e incluso familiares. Los austríacos incluso fueron un poco más allá: decidieron pedir un castigo mayor para Lewis. Y para ello, recrearon las condiciones del accidente, aprovechando un día de filmación en el propio Silverstone, con Alex Albon al volante. Llevaron los datos al simulador, todo para apoyar su argumento de que Hamilton no sería capaz de tomar esa curva sin chocar.

La FIA decidió escuchar el reclamo, pero no lo aceptó. En una reunión ya en Hungría, la entidad entendió que el equipo creó las pruebas del caso. Todo seguía como antes, pero los desplantes continuaban. Y por ambas partes, porque Mercedes criticó al rival, lamentando el intento de «manchar la reputación» de Hamilton.

Y fue en este ambiente en el que la F1 corrió en Hungaroring, en la última carrera antes de las vacaciones. Como nada es tan malo que no se pueda empeorar, la carrera de los austríacos se vio completamente comprometida en un incidente provocado por Valtteri Bottas justo en la largada, que se produjo sobre piso mojado. El finlandés logró sacar a Pérez y a Verstappen. El mexicano acabó abandonando, mientras que el holandés aún seguía, pero con «medio auto», ya que toda la parte del lado derecho -barras y secciones del piso- estaba arrancada. Max tenía un gran déficit de carga aerodinámica en una pista lenta. Terminó noveno. Hamilton, por su parte, fue segundo, ayudado por la exclusión de Sebastian Vettel.

Cómo fue la caótica largada del GP de Hungría de F1 (Vídeo: F1)

Por lo tanto, Red Bull llegó al receso por detrás de sus rivales. Max está a ocho puntos del británico. Pero no es sólo esto lo que preocupa a los austríacos. Debido a la gravedad del accidente en la fecha inglesa, Honda tuvo que promover el tercer cambio de motor, que sólo debería producirse más adelante en el campeonato. Así, es muy posible que Verstappen tenga que lidiar con castigos en momentos decisivos de la segunda mitad de la temporada.

Sin embargo, hay algo aún más inquietante para Red Bull: Mercedes acertó con el paquete de mejoras. En Silverstone, el ritmo de carrera ya era mucho más consistente que antes. Y en Hungría, el equipo mostró una clara ventaja en el rendimiento. Algo que no ocurría desde el GP de España.

Red Bull sigue en el juego, a pesar de haber puesto casi en peligro su carrera por el título. Max y ese RB16B son activos esenciales, sólo que el más mínimo error costará mucho a partir de ahora.

Tenemos que hablar de Pérez

El nivel de Sergio Pérez aún no satisfizo a Red Bull (Foto: Getty Images/Red Bull Content Pool)

Si Red Bull tiene en Max Verstappen al piloto perfecto para liderarlo y llevarlo al título, el segundo auto del equipo parece maldito. Desde que Daniel Ricciardo decidió abandonar el equipo en 2018, Helmut Marko intentó encontrar a alguien que encaje en ese puesto y ayude al holandés en la carrera con Mercedes y Hamilton. Pero lo que podría parecer una tarea relativamente sencilla, dada la inversión en el programa de jóvenes conductores, en realidad no lo es. Y eso obligó a Red Bull a mirar más allá de sus muros. Eso permitió la contratación de Sergio Pérez.

Ante una temporada destacada del mexicano en 2020, con derecho a su primera victoria, el equipo austriaco decidió arriesgar. Trajo al experimentado piloto en un intento de reforzar el dúo, pero ni siquiera un auto mejor pudo facilitar su vida. Pérez entró de cabeza, pero no pudo evitar los problemas. Pidió tiempo, se accedió a su pedido, pero nunca estuvo cerca de Max.

El dueño del auto #11 sufrió para adaptarse y entender el ritmo de los austríacos. Sergio ganó, es cierto, pero no convenció. Todavía. Al fin y al cabo, la desventaja con respecto a su compañero es de unos escandalosos 83 puntos, después de 11 fechas. Además, el piloto aparece por detrás de Lando Norris y Valtteri Bottas en la clasificación del campeonato, y eso es un problema.

La victoria de Sergio Pérez en Bakú no tapa el rendimiento irregular del mexicano. (Foto: Red Bull Content Pool)

«Es como si hubiera cambiado de categoría», explicó el mexicano al ser preguntado por las dificultades con el RB16B. «Es un auto muy diferente, una filosofía muy diferente con el concepto del rake más alto. Así que todavía tengo mucho que aprender y descubrir en el coche. Pero con el tiempo limitado y las diferentes condiciones de cada sesión, es difícil explorar todo», añadió.

Y el tiempo es el mayor problema de Pérez en estos momentos. Red Bull tiene prisa, mucha prisa. Saben que tienen un coche ganador en sus manos y no pueden permitirse el lujo de flaquear. Así que la tolerancia tiende a ser aún menor. La segunda parte de la temporada también será decisiva para Sergio, y el margen de error será mucho menor.