La F1 y el GP de Arabia Saudita: un vergonzoso episodio más para la historia

Eric Calduch analiza la toma de decisiones que llevaron a la F1 a disputar el GP de Arabia Saudita pese al miedo de un ataque terrorista. ¿Se debió correr la carrera? ¿Debería continuar Jeddah en el calendario de la F1?

La celebración del segundo Gran Premio de Arabia Saudita de la historia de la Fórmula 1 no escapó de polémicas. Y es que la categoría se vio envuelta en un nuevo capítulo que pasará a la «historia de las vergüenzas» de este deporte. Sin aún haber terminado de digerir episodios pasados como la no-carrera del GP de Bélgica o el controvertido final del GP de Abu Dhabi, la temporada 2022 ha empezado en la misma línea. Con el ‘Gran Circo’ llevando a cabo un polémico evento que, de hecho, no debería haberse programado nunca.

Arabia Saudita ha llamado la atención de los grandes deportes mundiales en los últimos años en un intento de lavar la imagen del país. Bajo un fuerte régimen autoritario que comete crímenes humanitarios a diario, que impone leyes más típicas de la Edad Medieval que de la actualidad y que está emergido en un conflicto bélico desde 2014, el país oriental atrae las miradas de grandes eventos de Occidente a cambio de grandes cifras de dinero. Una situación compleja, especialmente para todos aquellos deportistas o funcionarios que son obligados a viajar a un país que realmente no desprende ni gran seguridad, ni un gran atractivo turístico o social.

Junto a otros eventos como la Supercopa de España de fútbol o, en ámbito de motor, la Fórmula E, la categoría reina del automovilismo se aventuró en 2021 a añadir Jeddah al calendario. Un destino más que llegaba a la Fórmula 1 a golpe de talonario, siguiendo los pasos de otros países como Bahrein o Abu Dhabi. No obstante, en el ámbito social no parecía un destino tan acogedor, con un fuerte régimen al poder y una guerra a tocar que se estima que tiene más de 20 millones de afectados. ¿A quién le gustaría correr en un lugar así? Pues el dinero y los intereses económicos realmente ya sabemos bien que se llevan por delante cualquier tipo de ética en el deporte. Y así fue, una vez más.

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El instante posterior a la colisión entre Lewis Hamilton y Max Verstappen en el GP de Arabia Saudita de 2021 (Foto: Getty Images/ Red Bull Content Pool)

La primera edición del GP de Arabia Saudita se celebró en diciembre de 2021, con el Mundial de Fórmula 1 en ebullición por la pugna entre Max Verstappen y Lewis Hamilton. A pesar de todo el contexto social y político que podía rodear la primera carrera en suelo saudí, realmente toda la atención se centró en la pista. La construcción de un imponente circuito urbano nocturno, de altas velocidades y con mucho entretenimiento en la pista, hizo que todos esos detalles externos quedasen a un lado. Las polémicas se quedaron en el asfalto, algo totalmente al revés de lo que acabó sucediendo cuatro meses después.

La Fórmula 1 llegaba a Arabia Saudita tras un increíble inicio de Mundial de 2022. El circuito de Jeddah incluso tuvo tiempo para modificar algunas partes del trazado, para intentar ofrecer más seguridad en algunas de las curvas rápidas que más problemas dieron en la primera edición. Y es que si no fuese suficiente el hecho de ir hasta tal país, la persecución de tener un circuito lo más atractivo posible hizo que el disparate se convirtiese en una pista urbana de altas velocidades y de cuya seguridad se podría poner en duda durante un buen rato. Con el pie en el acelerador durante gran parte de la vuelta, el circuito hace que los coches lleguen a altas velocidades en zonas muy estrechas que, en caso de accidente, podrían originar alguna que otra desgracia. Y este 2022 por poco la contemplamos…

El peligro siempre ha ido de la mano de los deportes de motor, pero todo tiene unos límites, y más cuando la FIA es quién intenta cercarlos cada día más con tal de hacer de la Fórmula 1 un deporte más seguro. En esta edición de 2022, a pesar de las modificaciones, nos encontramos una pista sucia y deslizante, y unos pianos altos que dieron más de un susto a algunos de los pilotos. Ya en los libres también pudimos apreciar situaciones precarias con los comisarios, recogiendo suciedad de la pista con las manos y con estilos totalmente arcaicos, lejos de la modernización de un deporte tan tecnológico y avanzado como este.

El ataque terrorista ocurrió durante el primer entrenamiento de la F1 en Jeddah. (Foto: F1/Twitter)

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Pero lo que podría haber sido un mal menor, del que obviamente también hubiesen surgido polémicas, durante los primeros entrenamientos libres surgió una situación totalmente inédita. A solo 10 kilómetros del Paddock de la Fórmula 1 se produjo un atentado terrorista con misiles balísticos, que hicieron volar por los aires una refinaría de la petrolera Aramco. Por si las palabras eran mayores, las imágenes impactaban aún más, ya que se podía apreciar desde el propio circuito la enorme nube que provocó la explosión.

Saltaron todas las alarmas, se retrasó hasta la segunda jornada de libres, pero parece que ni mencionar que un grupo terrorista llamado Houthi había atentado a menos de 10 kilómetros podía hacer frenar lo que el dinero creó. Tras ese enorme percance se decidió correr, se reunieron todos los ‘capos’ de la Fórmula 1 y la conclusión fue que estaban seguros ahí. Las autoridades locales, quiénes financian este evento para limpiar su imagen, recordémoslo, les aseguraron que no había peligro. El argumento principal, que ese grupo terrorista solo tenía como objetivo a la petrolera nacional de Arabia Saudita.

Y yo me pregunto desde aquí, que seguridad te puede dar que un objetivo de terroristas sea la petrolera que patrocina el GP de Arabia Saudita, que patrocina este deporte y que tiene su logo estampado por todo el circuito por donde están corriendo los pilotos. Yo, sinceramente, muy seguro no me hubiese quedado. Pero el dinero parece que compra hasta el miedo de las personas, o esa fue la sensación. Todos los pesos pesados involucrados en las reuniones llegaron a la misma conclusión: el evento seguía adelante. Los pilotos, quiénes temían realmente por sus vidas, no lo tuvieron claro del todo. Estos deportistas, a pesar de cobrar millones, valoran sus vidas, por lo menos un poco más que todo este alto sector de nuestro querido deporte…

Pilotos reunidos para decidir destino del GP de Arabia Saudita (Foto: Reproducción/Redes Sociales)

Reunión de más de cuatro horas con todos los 20 pilotos de la parrilla, caras largas y de cansancio y, al final, para llegar a la misma conclusión. Luego surgieron rumores de un posible boicot liderado por Lewis Hamilton y Fernando Alonso, pero no llegó a ningún lado. Los jefes de la F1 junto a los directores de equipo acabaron convenciendo a los 20 pilotos para seguir adelante con dicho evento, y así fue. Hubiese estado interesante saber que habría pasado con Sebastian Vettel en el paddock, quizá su valentía ante este tipo de acontecimientos hubiese cambiado el porvenir del fin de semana, por lo menos teniendo una voz líder en estos aspectos.

Llegó el sábado y, a pesar de los ánimos de incertidumbre, se celebró la clasificación. Y de bien poco se arrepienten de ello… Mick Schumacher probó de primera mano el peligro del trazado de Jeddah. El alto piano de la curva 11 lo catapultó a gran velocidad y con una enorme violencia chocó contra el muro. El Haas quedó completamente destrozado, como hacía tiempo que no veíamos. El impacto fue aterrador y hasta Mick tuvo que salir en ambulancia del circuito y terminar en un hospital, por suerte, sin mayores consecuencias que ese gran susto. Pero es que la curva 11 venía avisando hace tiempo. Ya el viernes vimos algunos contravolantes para evitar el muro, e incluso el domingo se repitieron de nuevo. Por muy desafiante que sean estas curvas, cuando ves un resultado tan devastador, es que algo no está del todo correcto en cuanto a seguridad…

Pues bueno, tuvimos carrera y victoria de Max Verstappen. Hay que admitir que el circuito brindó de espectáculo y entretenimiento la carrera, hay cosas que tampoco se pueden negar. Las pruebas en Jeddah no han decepcionado, ofrecen la emoción que esperamos los espectadores. El circuito es desafiante para los pilotos y atractivo incluso de ver desde la televisión. ¿Pero qué precio están dispuestos a pagar por correr ahí? Ese es realmente el punto de inflexión de todo este fin de semana. ¿Se seguirá defendiendo a toda costa el GP de Arabia Saudita hasta que alguien pierda la vida? Ya sea por un atentado terrorista o por un devastador accidente en la pista…

Mick Schumacher no correrá este domingo en el GP de Arabia Saudita. (Foto: F1/Twitter)

Hace gracia pensar que la seguridad es el lema principal de una entidad como la FIA. Han hecho grandes trabajos y una evolución espectacular en el siglo XXI, es de admirar, sin duda. ¿Pero por qué cuando hay dinero por en medio parece que la seguridad ya no importe? Desde mi punto de vista, da la sensación que por el dinero, los accionistas y todos esos intereses políticos se pueda asumir riesgos que en muchas otras partes no se asumen. Desde esta visión, podríamos llegar a pensar que si las lluvias del GP de Bélgica del año pasado hubiesen caído en Jeddah, la carrera aquí si que se hubiese llegado a disputar. ¿Es ético cuidar más de esos intereses que de la integridad de quién te ofrece este espectáculo? Son muchas preguntas sin responder, pero realmente la sensación es de que estos intereses se priorizan ante el lado humano.

Lo más fuerte de todo es que desde arriba no muestran ni la voluntad de reflexionar sobre todo lo ocurrido este fin de semana en Jeddah. El CEO de la F1, Stefano Domenicali, llegó a comparecer diciendo que si «¿un ataque terrorista significa que un país está en guerra? No estamos ciegos, pero no creo que esta sea la visión correcta. Honestamente, nadie puede juzgar nuestra moralidad. ¿Dónde está la línea, esa es la pregunta?». Pues, la verdad, un ataque terrorista puede estar a la altura de una guerra, sino que se lo pregunten a los Estados Unidos después del 11S en Nueva York.

Tampoco hay que magnificar ni exagerar las cosas. El evento terminó desarrollándose lo más seguro posible, hasta se anunció un alto al fuego del grupo terrorista poco antes de la carrera. Simplemente, es el hecho de cuestionar la ética de este deporte. Por dinero parece que se haga cualquier cosa, incluso pudiendo poner en peligro la integridad de quiénes forman parte. Arabia Saudita, inmersa en un conflicto bélico de grandes dimensiones desde 2014, aunque sea de forma indirecta, no da la seguridad como para desarrollar un evento de tales dimensiones. Obviamente se puede llevar a cabo con cierta seguridad, pero no se pueden controlar todos los factores, menos de personas dispuestas a hacer un atentado. Porque cuando se asumen esos riesgos luego se pueden lamentar, y tal vez no ocurra nada nunca, pero arriesgando siempre estará la puerta abierta a que pueda suceder lo inimaginable.

Charles Leclerc y Max Verstappen fueron los protagonistas de esta edición (Foto: Red Bull Content Pool)

¿Debería haber continuando el GP de Arabia Saudita? Seguramente no. La organización se excusó diciendo que no sabían cuando podían sacar del país a todo el personal, pero realmente tal vez se hubiesen sentido más seguros en un hotel o en un aeropuerto antes que poder ser objetivo de terroristas que acababan de atentar a escasos metros del circuito. Las autoridades aseguraron que la Fórmula 1 no era objetivo de atentado, ¿pero se puede fiar uno de la palabra de quién está dispuesto a atentar? Realmente no debería valer la palabra de quién está dispuesto a quitar vidas en un conflicto bélico. Si cancelan los planes de viajar a Rusia porque el país está invadiendo Ucrania, porque se sigue queriendo ir dónde tienen otro conflicto de características parecidas. No tiene el menor sentido…

La Fórmula 1 sigue con los planes de volver a Arabia Saudita. Ni el atentado, ni la guerra en el Yemen, ni las características de una pista poco segura que por poco causan lesiones a sus pilotos son argumentos suficientes para parar esta farsa sostenida por el dinero saudí y los intereses de una petrolera multimillonaria. Se seguirá viajando a Jeddah, se seguirá sometiendo a un riesgo innecesario las vidas de todo el personal del Paddock y se seguirá argumentando que la seguridad está asegurada cuando no lo está. Quizás la diferencia esté en que Rusia no ofrece los millones que tienen en Arabia Saudita, y por eso una guerra asusta más que la otra. Por eso un atentado da menos miedo que una invasión.

La falta de ética en la Fórmula 1 escasea desde hace años, es evidente a muchos niveles. Pero los límites se empiezan a sobrepasar en situaciones como esta y estamos a una sola desgracia de que toda esta polémica ebullición explote y tenga consecuencias. ¿Quién debería intervenir para parar esto? Tal vez los pilotos, los equipos o a un nivel global. Pero el poder absoluto al final recae en quien toma las decisiones de viajar a estos cuestionados lugares y, por ello, ejercerán la presión necesaria para que todo el mundo calle y obedezca, como si de un régimen como el de Arabia Saudita se tratase.