Sainz decepciona en casa y necesita una rápida reacción para ayudar a Ferrari

Eric Calcuch analiza el decepcionante fin de semana de Carlos Sainz en Barcelona y la necesidad de Ferrari en recuperar lo mejor del español.

La vida de Carlos Sainz en 2022 sigue estando lejos de ser fácil. El piloto español enfrentó el GP de España por primera vez con un coche puntero, lo que generó una gran expectativa sobre él en la que terminó decepcionando. Y es que la temporada empezó con muchos problemas para el #55, con muchos contratiempos, errores y un ritmo constantemente por debajo de su compañero de equipo, Charles Leclerc, que incluso ganó dos carrera en lo que va de año. ¿Qué está pasando con Sainz?

El español esperaba rehacerse en Barcelona de un inicio muy complicado en la Fórmula 1 de 2022. Tras los podios en Sakhir y Jeddah le siguió un doble abandono que hizo empezar a cuestionar el pilotaje de Carlos. Una mala clasificación en Melbourne derivó en un grave error totalmente solo en la segunda vuelta del GP de Australia, que le dejó en la grava cuando intentaba adelantar con ansias a los rivales más lentos. ¿La presión pudo ser un factor? Seguramente, pues el madrileño veía como Charles Leclerc ganaba con comodidad su segunda carrera del año en la que él quería acortar unas distancias que solo fueron ampliándose.

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En Imola, de nuevo, un error en clasificación le dejó fuera de combate antes de tiempo, dejando el coche contra las protecciones. Tras una buena remontada, cuando parecía más fortalecido para poder enfocar la carrera con cabeza y oportunidades de luchar con Red Bull, un desafortunado toque de Daniel Ricciardo le mandó a la grava. En Miami, nada más empezar, violento accidente contra el muro que le dejó secuelas físicas el resto del fin de semana. En clasificación venía con ritmo para la pole, pero la presión de cometer un nuevo error en una zona débil para él en el trazado americano le hizo levantar el pie más de la cuenta, y terminar segundo en la parrilla.

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Carlos Sainz arrancó tercero en el GP de España (Foto: Ferrari)

Mientras Leclerc ha demostrado que puede cometer errores pero también tener la sangre fría de recomponerse al instante de él, como ya vimos en la Q3 de Barcelona, Sainz tiene una personalidad muy diferente. El español se le caracteriza por darle demasiadas vueltas a sus errores, en agachar la cabeza y tener la dificultad de rehacerse de ciertos problemas cuando hay presión por medio. Si que es cierto que la adaptación en 2021 fue fenomenal a lo largo del año, pudiendo incluso vencer a Leclerc en el campeonato, toda una hazaña más que destacable.

Sin embargo, la presión de tener un coche puntero es totalmente nueva para Sainz, algo con lo que ya lidió Leclerc años atrás. Al madrileño se le atraganta la situación a la vez que la adaptación sigue bloqueada ante un coche que el mismo reiteradas veces ha confesado tener dificultades para conducir. El cúmulo de cosas se acumula y ser piloto de Ferrari, recordemos, no es tarea fácil. Se exige muchísimo de los pilotos, se les pide estar a la altura en todo momento, y cuando las cosas no funcionan bien rápidamente llegan presiones aún más fuerte que pueden debilitar al piloto.

Carlos Sainz chocó en los entrenamientos libres de Miami (Foto: Reproducción)

La renovación de contrato a principios de temporada fue un soplo de aire fresco para Sainz, ya que de no tener atado ese factor seguramente la presión sobre él sería aún más fuerte. No obstante, con ese voto de confianza que le dieron en Maranello, el autoexigente Sainz quiere dar lo mejor de él. Y no lo está consiguiendo. En Barcelona presenciamos un capítulo más de una novela que se sigue alargando, y qué solo hace que complicarle más y más la vida al español.

El sábado la clasificación fue notable para Sainz, quién volvió a estar involucrado en la lucha por la pole position. Casi 100 mil espectadores le apoyaban desde las gradas, era la primera vez que podía lograr una pole en suelo español. Muchos tuvieron la esperanza de que podía ocurrir ahí, pero al final tanto Max Verstappen como finalmente Charles Leclerc acabaron rompiendo esos sueños. Aún así, Sainz atendió a los medios con un rostro esperanzador y con las expectativas altas para el caluroso domingo en Montmeló. «Saldré a ganar», decía Sainz al terminar sus palabras con la prensa escrita española, donde GRANDE PRÊMIO pudo estar presente.

En esa misma rueda de prensa, el español fue bastante sincero al explicar los detalles sobre sus problemas de adaptación con el SF-75. «Ha pasado lo mismo que viene pasando en las primeras carreras, el coche tiene bastante sobreviraje para mi gusto. Es un coche que es complicado de llevar, Charles es capaz de extraer un balance que yo no soy capaz de llevar. Estoy intentando adaptar mi forma de conducir para llevarlo más parecido a cómo lo lleva él, pero todavía no viene natural y por eso se acaba notando en las últimas décimas. Son cosas que estoy intentando cambiar y que poco a poco den sus frutos», culminaba.

Carlos Sainz atendiendo la prensa después de la clasificación del GP de España (Foto: Eric Calduch / GRANDE PRÊMIO)

Pero esos problemas de adaptación, esa falta de dominio de un coche inestable que le está dando tantos problemas para extraer todo su potencial, volvieron a quedar evidenciados el domingo, para decepción de los más de 120 mil aficionados que le animaban desde las gradas. «El objetivo es que si hay una oportunidad, cogerla, como siempre», también decía el sábado. Y él mismo no sabía que la hubiese tenido, de no ser por una mala salida y un trompo posterior. El objetivo lo hubiese tenido en sus manos, una victoria en Barcelona hubiese sido más que probable si se hubiese mantenido tercero, y hubiese visto como Leclerc abandonaba por avería en el motor y Verstappen se saliese de pista y tuviese problemas en el DRS.

Finalmente, pudo remontar hasta un cuarto puesto con sabor a muy poco. La afición sigue creyendo en él, España sigue dándole el apoyo que merece, y todo el mundo aquí sabe que tiene el talento y el potencial para lograr grandes cosas en la Fórmula 1 y en Ferrari. Pero el tiempo vuela y la situación continúa en una tendencia negativa que le lleva hasta un agujero muy oscuro, del que muchos pilotos no lograron llegar a salir nunca. Moralmente está tocado, prueba de ello fue al bajarse del coche el domingo en Barcelona. GRANDE PRÊMIO le esperaba con la prensa española para escuchar sus valoraciones post-carrera y, el madrileño, con rostro serio ni tan solo se quiso detener a decir nada.

La decepción está en el mismo, un piloto que se le conoce bien por su autoexigencia consigo mismo. Siempre ha remontado situaciones difíciles, ha acabado superando pilotos de una gran talla, ha estado al lado de grandes talentos como Max Verstappen, Lando Norris o Charles Leclerc. Los ha conseguido batir a todos ellos, en un momento u otro de la temporada e, incluso, en dos de ellos en temporadas completas. Todo aquel que entiende de Fórmula 1 sabe el potencial que hay detrás de Sainz, los mismos chicos de Ferrari lo saben. Pero incluso la Scuderia debería ayudar en lo psicológico, en mantenerle la presión baja y calmarlo para evitar más errores que condicionen carreras como la de Barcelona.

Carlos Sainz trompeó durante el inicio de la disputa en España (Foto: Ferrari)

«Ha sido una pena, una prueba mala, de inicio a fin, con problemas con el balance, pero, sobre todo, esa ráfaga de viento que me ha debido pillar en la curva 4 que no la he sabido gestionar. Me he ido a la grava y he dañado mucho el coche por el suelo. Iba con muy poca carga aerodinámica durante el resto de la carrera y hemos intentado remontar. Al final hemos terminado cuartos, sufriendo mucho durante toda carrera, pero es lo que hay…», confesaba Sainz en el corralito de las televisiones tras el GP de España. La frustración era evidente, y en Ferrari empieza haberla también.

El GP de España era el claro ejemplo de necesitar un segundo piloto a la altura del primero. Está quedando evidenciado que Sainz está un paso por detrás de Leclerc, pero Ferrari le necesita más que nunca para aspirar a los campeonatos en 2022. Necesitan a un Sainz que si Leclerc tiene una avería de motor como en Barcelona, pueda coger las riendas del liderato y terminar llevando el coche de una pieza hasta la victoria. Ahí perdió una oportunidad de oro para hacer eso. Pero la mala salida ya condicionó toda la carrera, y el error en la curva 4, por complejo que fuese, tiró por la borda lo que hubiese podido llegar a ser una hazaña heroica para lograr su primer triunfo, en casa, frente a más de 100 mil personas que le apoyan.

Carlos Sainz continúa teniendo el apoyo de la afición española (Foto: Eric Calduch / GRANDE PRÊMIO)

Pero él mismo sabe que de lamentaciones no se vive en este deporte. La vida sigue y la temporada también. La próxima carrera no se hace esperar y este mismo fin de semana llega el GP de Mónaco, dónde el año pasado logró su primer podio vestido de rojo. «Siempre va a haber domingos buenos y malos, y esta carrera ha sido una de las peores de lo que llevamos de año, pero en Mónaco intentaremos rehacernos», concluyó el de Ferrari con honestidad. Y no le falta razón, queda más de media temporada por delante, está a tiempo de corregir la situación, callar las voces críticas y demostrarle a todo el mundo que tiene el potencial para estar al volante de un coche ganador. Que él puede vencer e, incluso, luchar por todo en Ferrari.

Pero el tiempo se agota, Mónaco será un fin de semana donde el mínimo error será castigado. Y más despistes para el español puede empezar a cavar un hoyo en un túnel sin salida. Puede ser una cita crucial para Sainz, ya lo era España frente a su gente y falló, ahora ya no puede fallar más. Ferrari le necesita, Red Bull vuelve a estar ahí e incluso les han sobrepasado en los dos campeonatos. Los italianos necesitan una reacción con el español de la mano, y esta vez tiene que gestionar la presión, adaptarse lo mejor posible a ese coche y llevarlo a la posición que le pertoca. Podemos confiar en qué Sainz lo hará, pero la paciencia de Ferrari y la de sus aficionados empieza a agotarse, y su valía como piloto puede empezar a caer rápidamente de un momento para otro.